Los jugadores se abrazan en el campo. El Polilla se saluda con su ayudante de campo. La gente canta sin parar en las tribunas. Después de un mal comienzo Peñarol se enderezó y presentó su candidatura ante El Tanque con un 4 a 0 inapelable.
El carbonero ganó sus últimos tres partidos, en los que marcó 11 goles, y extendió su racha invicta a siete juegos. Pero sobre todo Da Silva parece haber encontrado el equipo.
Lejos de ser una máquina, Peñarol empieza a dar señales positivas. Entre Carlos Valdez y Darío se complementan en la zaga, el pibe Nicolás Raguso es un lateral por el que debe brindar no solo Peñarol sino el fútbol uruguayo, Carlos Grossmüller jugó ante El Tanque jugó sus mejores minutos en el torneo, Estoyanoff creció y Juan Manuel Olivera y Marcelo Zalayeta mantienen el apetito intacto.
Después de algunas victorias que llegaron más por inercia que por juego, ante El Tanque hubo equipo y eso es lo más positivo. Sobre todo previo al tramo final del torneo que incluye los partidos frente a Defensor y Nacional.
La parte que todavía no tiene respuesta es cómo responderá Enrique Bologna ante un equipo que ataque. Es que el argentino puede tener buenas atajadas o incluso una tarde acertada pero es de los goleros que no dan sensación de seguridad.
Peñarol se llevó la victoria ante El Tanque gracias a una ráfaga demoledora. Si bien ganaba 1 a 0 de forma merecida no estaba libre de padecer en el final. Pero en siete minutos, entre los 78 y los 85, Peñarol hizo tres goles y erró un penal.
Los primeros minutos fueron parejos. Incluso El Tanque debió tomar ventaja porque marcó un gol lícito que fue invalidado de manera inconcebible por el línea Daniel Olivera que levantó la bandera a pesar que Pablo Fagúndez estaba un metro habilitado. No fue esta la única equivocación de Olivera contra El Tanque, pifió en otros dos fuera de juego, pero sí la más evidente.
Grossmüller empezó a pesar y a clarificar el juego de su equipo con pases con su sello. Esto le permitió a Peñarol acercarse al arco rival aunque el equipo de Moller cerraba los espacios bien parado atrás.
Sobre los 32 Grossmüller puso para Estoyanoff quien, con mucha fortuna, se llevó la pelota por delante y venció a Nicola Pérez.
El gol sacó de libreto a El Tanque que pensó un partido a partir de su arco en cero. Pero aún así no desesperó e intentó acercarse a partir de la movilidad de Romario Acuña.
Grossmüller mantuvo su incidencia ofensiva y Peñarol tuvo un par de aproximaciones antes del final del primer tiempo.
La segunda parte fue lo mejor del carbonero en el torneo. El equipo de Da Silva tuvo variantes en ataque para abastecer a Olivera y Zalayeta quienes hicieron estragos dentro del área. Si el segundo no llegó antes fue porque entre el arquero y los defensas de El Tanque lo evitaron varias veces. Pero a los 78 se abrió la canilla. Olivera la pescó en el área y no falló. Un minuto más tarde el que definió al fondo del arco fue Estoyanoff y enseguida Zalayeta fue derribado en el área. El penal tirado por Olivera dio en el palo.
Cuando parecía que la intensidad había bajado porque el partido estaba liquidado y la gente satisfecha, Estoyanoff marcó de tiro libre el mejor gol de la tarde a los 85.
Peñarol tuvo su mejor tarde en lo que va del Apertura. Una tarde en la que el equipo ayudó a las individualidades y no dependió de ellas. Una tarde en la que demostró que está despierto. Bien despierto.
