Hobsbawm, el historiador que estaba donde pasaban las cosas

Cuando cayeron las torres gemelas, Eric Hobsbawm estaba internado en un hospital de Londres. Las vio caer por la televisión, y esas imágenes le hicieron pensar que quizás debía revisar su idea del siglo XX como un “siglo corto” que terminó con la caída del muro de Berlín. José Rilla contó a No toquen nada detalles de la vida de este historiador “chusma” y que estaba en los lugares donde las cosas pasaban.

Actualizado: 28 de octubre de 2012 —  Por: Redacción 180

Hobsbawm, el historiador que estaba donde pasaban las cosas

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La idea del siglo corto fue una de las ideas más conocidas de Hobsbawm, uno de los historiadores más importantes del siglo y, seguro, el más popular. Hobsbawm murió el 1 de octubre en Londres, tenía 95 años y había publicado 26 libros (nació en Alejandría, Egipto, en 1917).

No toquen nada (Océano FM) conversó con el historiador José Rilla para conocer más sobre la vida y el perfil de historiador de Hobsbawm. Rilla lo conoció y lo entrevistó cuando Hobsbawm estuvo de visita en Montevideo, en 1999, con motivo del aniversario 150 de la Universidad de la Republica.

Rilla lo recuerda como un hombre “no muy agraciado pero muy interesante en su porte”. Dijo que era un hombre muy cosmopolita y que en ese encuentro conversaron durante más de una hora sobre historia, el pasado, el presente, la crisis del siglo XX, entre otros temas.

“Recuerdo eso con mucha vivacidad, como una reunión que para mí fue mucho más importante que para él, desde luego”, contó Rilla.

Pero la conversación llevó a ambos historiadores también hacia el jazz, una de las pasiones de Hobsbawm sobre la que “trabajó mucho” y escribió libros.

“El jazz le permitió descubrir a América a través del oído, como decía él. Creo que además (esto no se lo dije; no me animaba a hacerlo) entrar a Estados Unidos por el jazz era una forma “buena” de ingresar a la cultura de lo que era un imperio que no era muy bien visto por los intelectuales de la izquierda europea de entonces”, expresó Rilla.

Rilla explicó que los años 50 y 60 de Estados Unidos fueron los años en que el anticomunismo era una señal de identificación muy fuerte del país. “Un hombre con un pasado y un presente comunista, que se fascina con la Gran Manzana en Nueva York... Él va a decir en los años 60 que era una gloria estar vivo en Nueva York, por lo que la cultura americana y en particular el jazz le permitían ver”, comentó Rilla.

Por otra parte, para Rilla la vida tan “viajada” e “intensa” de Hobsbawm fue ideal para un historiador. Rilla contó que vivió en varios países, que fue testigo de la llegada de Hitler al poder en Berlín, de la guerra civil española y de la revolución cubana, cuando incluso prestó servicio de intérprete al Che Guevara.

Para Rilla Hobsbawm era un gran “chusma”, porque estaba en los lugares donde las cosas pasaban.

Hobsbawm fue un historiador exitoso y masivo, y a la vez “un gran escritor”, contó Rilla, dado que “se deleita y nos deleita con la narración de la historia” y creía que “una manera de explicar es contando bien” y “narrando vivamente”.

Hobsbawm fue un historiador admirado, pero también cuestionado. Para Rilla, uno de los puntos débiles de la obra de Hobsbawm fue la benevolencia con que juzgó al régimen de Stalin.

“Habiendo vivido y estudiado el siglo XX como lo hizo, minimizó los horrores de ese siglo, en particular los cometidos en la Unión Soviética. Por ejemplo, sostenía que el comunismo stalinista no era un regimen totalitario, (que) era una dictadura feroz pero que como no había despertado el entusiasmo y la adhesión de los millones de soviéticos y era una aceptación pasiva, no podía ser considerado un gobierno totalitario”, comentó Rilla.

Uno de los conceptos más famosos de Hobsbawm fue el de siglo XX como “siglo corto”, dado que consideró que comenzó en 1914 con la Primera Guerra Mundial y que finalizó en 1989-1990 con el fin del comunismo, la caída del muro de Berlín y la disolución de la URSS.

Sin embargo, las imágenes del derribamiento de las Torres Gemelas que vio en el hospital de Londres en que estaba internado el 11 de setiembre de 2001, lo llevaron a revisar esta idea.

“Eso le produce una larga reflexión acerca de si estaba bien haber fechado en la caída del muro de Berlín y la disolución del comunismo el final del siglo; si ese siglo no tenía un apéndice con el atentado a las Torres Gemelas. Le reabrió el debate”, contó Rilla.