Pajarito Silveira admitió traslado de los Fusilados de Soca

Jorge "Pajarito" Silveira admitió que a los fusilados de Soca los trasladaron ilegalmente a Uruguay desde Argentina. Silveira dijo que la guerra continúa y que no violó ni torturó. Además, admitió que en 1974 habían fusilado a los cinco militantes tupamaros que aparecieron acriblillados en Soca.

Actualizado: 18 de marzo de 2009 —  Por: Guillermo Garat

Pajarito Silveira admitió traslado de los Fusilados de Soca

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El martes se realizó un careo entre Jorge Silveira y el ex tupamaro, Víctor Semproni, por el asesinato en diciembre de 1974 de cinco militantes del Movimiento de Liberación Nacional, en las afueras de Soca. Los fusilados de Soca fueron trasladados clandestinamente por las Fuerzas Armadas desde Argentina y esto lo confirmó el propio Silveira ayer en el juzgado de Graciela Gatti bajo la mirada de la fiscal Ana María Tellechea.

Fuentes del caso explicaron a 180 que esto es un avance para la causa, ya que es la primera vez que un militar admite los traslados clandestinos de Floreal García, Mirtha Hernández, Héctor Brum y María de los Ángeles Corbo.

Las declaraciones de Silveira se dieron en un careo con el diputado del MPP Víctor Semproni, que ya había declarado por esta causa el 13 de noviembre el año pasado.

En aquella oportunidad Semproni había explicado a la jueza Gatti que en un momento de su detención entre fines de 1974 y principios de 1975, estando detenido en la Brigada Nº 1 de artillería, fue conducido desde un calabozo para recibir visita.

En un momento el soldado que lo trasladaba le ordenó que se quitara la capucha y mirara a un oficial que tenía en frente. Según la versión del cautivo era Jorge Pajarito Silveira. El represor le dijo que acababan de matar a cinco tupamaros porque el MLN había matado a uno de ellos. Silveira se refería al coronel Ramón Trabal, asesinado en París poco antes de que aparecieran fusilados los cinco tupamaros.

El crimen en París fue adjudicado a un comando tupamaro, pero la guerrilla nunca admitió esta muerte, como sí lo hicieron con otras. Y existen serias sospechas de que el asesinato lo cometieron los militares. Así lo advirtieron al propio Trabal varias agencias de inteligencia europeas.

En aquella oportunidad el militar que integraba los aparatos operativos de la dictadura advirtió a Semproni que la próxima vez que apareciera otro soldado muerto serían 10 los tupamaros asesinados.

En el careo Silveira negó haber tenido esa charla con Semproni. Incluso, el ex militar acusó a Semproni de colaborar con los militares, cuestión que negó el diputado.

En un momento de la audiencia, Silveira pidió para hablar con la abogada de las familias de los fusilados, Pilar Elhordoy. Le advirtió que la guerra continuaba y que ahora sus enemigos utilizaban a los jueces para combatirlos. También dijo que desde 1985 vivió un calvario ya que todos lo acusaban de cosas que no hizo.

Silveira, según fuentes que participaron de la audiencia, se mostraba nervioso, se le trababan las palabras y le temblaban las manos. Pero admitió que participó en operativos contra los tupamaros, aunque negó haber violado o cometido torturas a contramano de cientos de testimonios de presos políticos que lo incriminan.