Bochornoso final de la Sudamericana

San Pablo ganó la Sudamericana luego de que Tigre no salió a jugar el segundo tiempo porque en el vestuario fue agredido por guardias y policías. Mientras los argentinos estaban ensangrentados, la Conmebol tiraba papelitos picados en la cancha.

Actualizado: 13 de diciembre de 2012 —  Por: Diego Muñoz

Bochornoso final de la Sudamericana

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Es una mancha más. Pero esta es grande. En la final de la Sudamericana quedó al descubierto para los ojos del continente que a la Conmebol no le interesa nada más que sus finanzas. El fútbol es solo el pretexto.

Solo así se entiende que mientras Tigre denunciaba golpes con palos y amenazas con armas de fuego por parte de la seguridad del San Pablo y la Policía brasileña cuando sus jugadores iban al vestuario al final del primer tiempo, en el centro del Morumbí se montaba el show.

El presidente de la Conmebol, Nicolás Leoz, el vicepresidente, Eugenio Figueredo, y un séquito de personas detrás entregaban la Sudamericana al San Pablo y lanzaban papelitos como si todo fuera una fiesta.

El árbitro chileno Enrique Osses dio por terminado el encuentro antes del comienzo del segundo tiempo y a continuación la Conmebol armó el tinglado.

Todo empezó en la cancha. Los jugadores de Tigre se vieron superados y desbordados por el juego de San Pablo. Los goles de Lucas a los 23 y Osvaldo a los 28, hacían justicia con el desarrollo del juego.

Los argentinos no toleraron algunas jugadas típicas de los brasileños y respondieron con dureza. Codazos y patadas fueron parte del repertorio.

Al finalizar el primer tiempo hubo incidentes entre los jugadores que se trenzaron a los golpes y empujones por una agresión durante el partido que hizo sangrar a Lucas por la nariz. Cuando los de Tigre llegaron al vestuario comenzó la parte más desagradable.

El técnico de Tigre, Néstor Gorosito, denunció que varios policías brasileños y miembros de la seguridad privada del club paulista atacaron a golpes y amenazaron con armas de fuego a sus jugadores.

"Uno de los negros de ellos (de seguridad) sacó un revólver, entró la policía y nos agarró a palos. Es una locura", dijo Gorosito, que alegó falta de garantías para terminar el juego.

El discurso del resto de los integrantes del plantel fue monolítico. Todos contaron la misma versión. "Los de seguridad del San Pablo entraron, se metieron al vestuario, nos pegaron con palos, sacaron un revólver, le apuntaron al arquero Damián Albil y después vino la policía y volvió a pegarnos", dijo por su parte, el lateral izquierdo Lucas Orban.

No obstante, el mayor Gonzaga, uno de los responsables de la Policía Militar en el Morumbí, negó a medios brasileños que alguien estuviera armado.

Cuando intervino la policía "la pelea ya era generalizada entre la seguridad del Sao Paulo, y jugadores y representantes del Tigre. Nadie estaba armado... Hay personas heridas de ambos lados", señaló el oficial.

Más allá de esto, el partido estuvo bien terminado. Tigre, con acierto, no salió a jugar el segundo tiempo pero el l juez no podía hacer otra cosa porque uno de los dos equipos no se presentó a jugar.

También es cierto que en Argentina pasó más de una vez lo que esta vez sucedió en Brasil. Los periodistas de Fox no lo deberían haber olvidado.

San Pablo ganó el torneo. Para Tigre la noche más esperada de su historia terminó de la peor manera. Pero fue valiente para tomar una decisión. Está bien que alguien exponga con su actitud que un título no puede estar por encima de todo. Hay cosas que no se pueden tolerar. Más allá de las consecuencias posteriores.

Pero lo más importante de la final es que las autoridades de la Conmebol trasladaron por una noche su forma diaria de manejarse en las oficinas de su millonario edificio de Asunción. Lo hicieron en vivo para todo el continente. Y por fin se les cayó la careta.