Ese vasto espacio de 2.500 m2 color rosado, presentado como la réplica de la casa de la célebre muñeca, abrió sus puertas el jueves en la mañana a pocos metros de la plaza Alexanderplatz, en la capital alemana.
A mediodía, frente a la entrada, muchos opositores, algunos de ellos disfrazados, denunciaron "la imagen perfecta" que pretende enviar Barbie. "Una imagen que en realidad nadie puede alcanzar. No queremos ese ideal", explicó a la AFP Lars, de 28 años, con una peluca rubia y grandes gafas de sol.

Una manifestante del colectivo feminista Femen, que subió a una fuente con el pecho desnudo en el que podía leerse "La vida en plástico no es fantástica" -en referencia a la canción "Barbie girl", éxito mundial- quemó un crucifijo en el que Jesús había sido reemplazado por una Barbie.
Otro manifestante se apoderó del crucifijo y quiso arrojarlo a la fuente, lo que provocó la intervención de los miembros de la seguridad de la Casa Barbie. Hubo algunos empujones, bajo los lentes y cámaras de numerosos reporteros.
AFP