Cuando Quiñones salió de Jardines, tras el partido en el que Danubio derrotó 2 a 1 a Cerro con dos goles suyos, se llevó una sorpresa. Hinchas de Racing lo aguardaban para felicitarlo y decirle que estaban ahí por él. “No me lo esperaba y fue un gesto muy bueno”, dijo a 180.
Es que el futbolista pasó buena parte de su carrera en el equipo de Sayago, donde se convirtió en goleador histórico e ídolo. Bastaba ver en cada partido una bandera que lo homenajeaba, para entender la dimensión que tenía Quiñones en el club.
Una bandera que tal vez aparezca ahora en algún juego de Danubio, ya que en la audición partidaria invitaron a los creadores a colgarla en Jardines.
Quiñones hizo las juveniles en Defensor y en 2004 integró el plantel principal en la Liguilla. De ahí pasó a préstamo a Racing donde estuvo una temporada. Retornó por seis meses a Defensor y volvió a Racing hasta el final de la temporada 2012-2013.
Ahora espera pelear el título. Ese es su objetivo y el de todo Danubio. “Queremos estar arriba pero somos conscientes de que abajo estamos todavía un poco complicados. Pero como el objetivo claro es el de ser campeón, lo otro va a pasar”, dijo.
Con 28 años, un metro 79 de altura y 75 kilos de peso, Quiñones se define como un jugador “que va todas, que tiene mucha entrega y que no nunca da nada por perdido”. Dice que escuchó comentarios de que con los dos goles ante Cerro se había ganado a la gente pero no cree que sea así. “Recién empieza”, asegura.