La isla británica Ascensión, ubicada en el Océano Atlántico y con 91 kilómetros cuadrados de extensión, es la sede de un complejo sistema de espionaje capaz que interceptar dos millones de mensajes por hora. Según Istoé, fue desde allí, por ejemplo, que el gobierno de Estados Unidos pudo interceptar comunicaciones entre la presidente Dilma Rousseff y sus ministros más cercanos.
Estas “poderosas estaciones de interceptación”, según la revista, integran el sistema de espionaje Echelon que involucra a Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda y monitorea en tiempo real comunicaciones con origen en Brasil, Argentina, Colombia, Venezuela y Uruguay.
El sistema de espionaje montado en la isla Ascensión capta los mensajes antes de que lleguen a los satélites y los envía a un gigantesca computador ubicado en Maryland, Estados Unidos, donde son clasificados por el programa Prism (Prisma) que utiliza palabras clave para identificar los mensajes que le interesan a los servicios de inteligencia de la principal potencia mundial.
Los datos surgen de los documentos filtrados por Edward Snowden a través del periodista Glenn Greenwald.