En el acuerdo, ambos países "expresan su determinación conjunta para garantizar la destrucción del programa de armas químicas sirio cuanto antes y del modo más seguro".
"Logramos hacer una estimación conjunta de la cantidad y el tipo de armas químicas que posee el régimen de Asad y nos hemos comprometido a que la comunidad internacional tome el control de esas armas", dijo el secretario de Estado norteamericano John Kerry tras tres días de negociaciones con su homólogo ruso Serguei Lavrov.
Estados Unidos considera que Siria tiene 45 instalaciones relacionadas con el programa de armas químicas y Rusia está de acuerdo con Washington en que el país árabe tiene 1.000 toneladas de sustancias químicas, indicó un responsable estadounidense.
"Ahora el mundo espera que el régimen de Asad esté a la altura de sus promesas", advirtió Kerry, durante una conferencia de prensa con Lavrov.
Los inspectores de armamento tendrán que estar en Siria como máximo en noviembre con el fin de destruir las armas químicas a mediados de 2014, estimó Kerry.
Por su parte, Lavrov afirmó que el Consejo de Seguridad de la ONU reaccionará si Siria no cumple sus compromisos. "En caso de que no se respeten las exigencias de la Convención para la Prohibición de las Armas Químicas o de utilización de armas químicas por parte de quienquiera que sea, el Consejo de Seguridad de la ONU tomará medidas en el marco del capítulo 7" de la carta de las Naciones Unidas sobre el recurso a la fuerza, dijo.
El jueves, el presidente sirio se había comprometido a enviar a Naciones Unidas los documentos para adherirse a la Convención Internacional para la Prohibición de Armas Químicas, pero a condición de que Estados Unidos deje de "amenazar" con una intervención militar y que cese de "dar armas" a los rebeldes.
Sin embargo, en su edición del viernes, The Wall Street Journal, afirmó que el régimen sirio empezó a diseminar su arsenal químico en cincuenta lugares diferentes para complicar las labores de control.
Poco antes de que se anunciara este acuerdo, el presidente estadounidense Barack Obama había dicho estar dispuesto a dar una oportunidad a los esfuerzos diplomáticos pero llamó a la comunidad internacional a estar lista para actuar si fracasa esa iniciativa.
El acuerdo de Ginebra fue bien acogido, salvo por los rebeldes.
Francia lo calificó de "progreso importante", agregando que tomaría en cuenta el informe de los expertos de la ONU sobre el ataque del 21 de agosto cerca de Damasco para "posicionarse" al respecto.
Se prevé que el lunes se conozcan las conclusiones de ese informe.
El secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon también saludó el acuerdo de Ginebra y expresó su esperanza de que ello conduzca al fin del "horroroso sufrimiento" de los sirios.
El ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, también lo acogió favorablemente pero matizó diciendo que ahora hace falta un "trabajo urgente" para implementarlo.
En cambio, el jefe del Ejército Sirio Libre (ESL , rebeldes), el general Selim Idris, lo rechazó. "No podemos aceptar esta iniciativa", dijo Idris. "A nosotros, el Ejército Sirio Libre, este acuerdo no nos concierne. No tenemos armas químicas, y yo y mis hermanos seguiremos luchando hasta la caída del régimen", declaró.
Las conversaciones en Ginebra querían evitar una posible intervención militar de Estados Unidos y Francia como castigo a la masacre cometida con armas químicas el 21 de agosto, atribuida por los estadounidenses al régimen de Asad.
Lavrov también declaró el sábado que Rusia y Estados Unidos quieren una "solución pacífica" para Siria.
Washington y Moscú también tienen la intención de relanzar planes para lograr un acuerdo de transición política entre Asad y la oposición, en particular con la organización de una conferencia internacional sobre Siria.
(AFP)