En la Colombes la gente ya se anima a cantar que “Nacional la vuelta va a dar”. Más allá de que todavía falte mucho el hincha se ilusiona a partir de las señales que suben del campo de juego.
Nacional está primero en la tabla con 21 puntos tras ganar siete de los ocho partidos que jugó, tiene apenas cuatro goles en contra y en los últimos dos encuentros convirtió seis veces. Los números certifican la buena campaña. Pero lo más importante es el rendimiento. Casi no quedan rastros de aquel equipo que en el inicio del Apertura ganaba a duras penas. El Tricolor se volvió un cuadro maduro y temible, que no da opción a rivales de menor capacidad, que no se permite licencias ante nadie.
Lejos está Nacional de ser un equipo de época pero con un técnico serio, disciplina táctica, un plantel dispuesto y figuras comprometidas, va en busca del objetivo. Los titulares no se tocan salvo por lesiones y ese también es parte de la explicación. Futbolistas que hace unos pocos meses eran cuestionados y su futuro en el club estaba en duda fueron confirmados por el entrenador y hoy responden a esa confianza. El caso de Juan Manuel Díaz es el más elocuente.
El buen clima permite además que se inserten futbolistas de las inferiores sin traumas, que entran a jugar para colaborar y no para ser salvadores del equipo. Ante Juventud debutó Gonzalo Ramos quien fue buena figura.
Nacional no dejó ni respirar a su rival. Con Álvaro Fernández como interno y Ramos que se movió casi siempre de espaldas al arco, generó el juego para acercarse al arco rival. En la primera estocada a fondo tomó ventaja. A los cinco minutos Díaz subió por izquierda, se mandó hacia el medio, combinó con Ramos y sacó un tiro en la entrada del área que se metió contra el palo izquierdo de Martín Góngora.
Pero el 1 a 0 no cambió demasiado las estrategias de los equipos. Juventud fue un equipo rendido desde el primer minuto. No mostró capacidad de respuesta nunca y eso Nacional lo supo aprovechar. Los de Arruabarrena se pararon en campo rival y movieron la pelota el tiempo que fue necesario. De lateral a lateral, hacia atrás, triangulaciones por el medio, proyecciones por los extremos. Mientras, Juventud no hacía ni cosquillas en ataque.
El partido se tornó insufrible hasta que se fueron al descanso.
A los siete de la segunda parte se liquidó tras la mejor jugada colectiva de Nacional. Por el medio combinaron Ramos y Alonso, este abrió para Díaz quien desbordó y mandó el centro. Ramos la bajó en el área y Alonso anotó el segundo.
Dos goles era un abismo para Juventud. Era imposible pensar que con la extrema indolencia de la que hacía gala, fuera capaz de complicarle el triunfo a Nacional.
Ya con Álvaro Recoba en la cancha, Porta marcó el 3 a 0 sobre los 26. Ocho minutos más tarde Alejandro Reyes puso el descuento para Juventud.
Nacional duerme tranquilo y espera qué pasa con River el domingo. Pero en cualquier caso ya tiene bastante. Es puntero, cada día juega mejor y le lleva 15 puntos de diferencia a Peñarol. Le sobran los motivos para festejar.
