Cómic, por un "mundo" no alienado

Nicolás Peruzzo creó el cómic Relatos de Ciudad Fructuoxia. Y para comercializarlo se inspiró en las bandas que ponen sus trabajos a disposición en internet, antes de lanzarlos al mercado tradicional. No le ha ido mal. Prácticamente todos los que se bajan el comic de la web, luego compran la edición impresa. 180 conversó con él, de las dos horas diarias que dedica a dibujar, de los cuatro meses que lleva cada capítulo y de la pasión que despierta esta forma de arte.

Actualizado: 26 de abril de 2009 —  Por: Matilde Marti

Cómic, por un "mundo" no alienado

Sin datos (Todos los derechos reservados)

Peruzzo tiene 29 años. A los 26, empezó a publicar cómics en la revista Neo, pero dibuja desde que tiene memoria. “Creo que no se necesita un talento especial para dibujar. Todos lo hacemos cuando somos niños, sólo que la mayoría lo abandona. Algunos pocos lo seguimos desarrollando, es un tema de práctica y constancia”, afirmó Peruzzo.

Junto a las películas de Superman llegó su fanatismo por los superhéroes y, también, su interés por el cómic. Enseguida empezó a leer historietas, que calificó “de corte bastante sencillo e infantil”. Cuando tuvo en sus manos cómics de X-Men, se encontró con protagonistas más ambiguos: “la historia tenía otra complejidad, trata sobre la discriminación a quienes nacen diferentes”.

A partir de allí, descubrió géneros “más adultos” dentro del cómic, como Maus, una historia sobre el holocausto contada a través de gatos y ratones, o El Eternauta II, que aparentaba ser un relato de ciencia ficción sobre una invasión extraterrestre, pero era una metáfora de la dictadura. Peruzzo contó a 180 el detalle de que el guionista, H.G. Oesterheld, desapareció al poco tiempo de escribirla y terminó de dibujarla en la clandestinidad.

A su vez, también dijo que el cine en varias oportunidades se basó en el cómic para encontrar un tema: tal es el caso de “Road to Perdition” o “Una historia violenta”, de David Cronenberg.

“Obras como estas me hicieron apreciar a la historieta como una forma artística tan válida como las demás”, contó Peruzzo, que se lamentó de que “en muchos ámbitos sigue existiendo una percepción de que se trata de un género menor y hasta infantil”.

Sus dibujos tienen más influencia de las películas uruguayas "Whisky" y "25 Watts" que del cómic norteamericano o europeo.

Historias de historietas

En 2007 se presentó al concurso de Montevideo Cómics. "Trabajé muchísimo en esa historieta, trataba sobre una ola de inseguridad en la ciudad y cómo los medios de comunicación de izquierda y derecha lo trataban según su conveniencia. Ahora lo encuentro bastante torpe y panfletario, pero en su momento estaba realmente orgulloso de cómo quedó", confesó el dibujante.

El cómic ganador no fue suyo, sino uno "horrible que pretendía ser gracioso, sin lograrlo en lo más mínimo". Además sostiene que ese estaba "espantosamente dibujado".

Indignado, decidió que nunca más se presentaría a un concurso. Para despedirse, al Montevideo Cómics 2008 envió una historieta donde una ranita representó a su alter ego. El animalito insultaba al jurado por su pésimo gusto.

"Para mi sorpresa, al jurado le gustó mi historia (no era el mismo jurado del año anterior, evidentemente) y decidieron darme el primer premio", contó Peruzzo.

Gracias a ese premio, obtuvo una beca para estudiar animación en 3D, lo llamaron para colaborar con la Novela Gráfica Cisplatino y lo invitaron a participar como guionista en un proyecto de distintos autores que debería publicarse sobre mediados de año. Para el Montevideo Cómics de este año, está invitado como uno de los representantes de la historieta uruguaya.

Al mismo tiempo, se puso como objetivo autopublicar sus propias historietas. "Como las posibilidades en Uruguay son prácticamente nulas, quise crear mi propia serie: una tira de cómics independientes de tiraje pequeño donde pudiera escribir y dibujar lo que me diera la gana sin rendirle cuentas a ningún editor".

Peruzzo trabajó hasta hace poco tiempo en un estudio contable. No depende económicamente de sus dibujos, de hecho, tampoco tiene ganancias con ellos.

Esa tira, Relatos de Ciudad Fructuoxia, se ambienta en un lugar ficticio pero que se remonta a Montevideo. Siempre tuvo claro que no iba a contar historias de héroes, porque no se identificaba con ellos: "solemos tener más empatía con perdedores llenos de defectos que con seres impolutos".

Dice que el primer número, "El Gol de la Valija", tenía personajes típicos de una película de Quentin Tarantino. Se trata de "tipos despreciables, sin ninguna ética, pero que fueran simpáticos y divertidos. Que al lector le cayeran bien y que al mismo tiempo no se sintieran mal por los horribles finales que sufren (merecidamente)", describió.

"Los futuros murguistas" fue su segundo número. Allí la trama fue contada "desde el punto de vista de un héroe oscuro y torturado, que lucha contra la corrupción de una ciudad sumida en el caos. Al final de la historia, se revela que el supuesto héroe es un villano loco y quienes salvan a la ciudad son los policías corruptos".

El tercer número tiene por protagonista a "un superhéroe amado por el público, que aprovecha su fama para hacerse millonario con el merchandising que le vende a los niños (a los que detesta). Es una mezcla de Cacho Bochinche y Krusty el payaso".

"Eso que llaman inspiración"

Peruzzo, que dedica dos horas diarias a sus historietas, sabe que no existe una única forma de crear, pero la suya consta de seis pasos.

Primero escribe el guión, para lo que no puede definir un tiempo de dedicación, ya que "está atado a cosas aleatorias e inexplicables –eso que algunos llaman inspiración-. Puede ser una noche, un fin de semana o un mes".

Ejemplo de guión.

Ejemplo de guión.

Luego, en un par de días, diseña visualmente a los personajes y busca fotografías que lo ayuden a recrear las situaciones. Por ejemplo, si la trama se da en una fábrica, tendrá que encontrar imágenes que lo ayuden a dibujarla con fidelidad.

En tercer lugar debe bocetar las páginas, "estudiando cuáles son los mejores ángulos y encuadres para narrar gráficamente el relato", explicó. Este paso le lleva entre una y dos semanas.

Bocetos.

Bocetos.

Con el boceto pronto, llega la hora de dibujar: primero a lápiz y después se pasa a tinta. Invierte un día para cada página, tanto en lápiz como en tinta. Sus cómics tienen unas 40 páginas.

Proceso lápiz, tinta y el producto final.

Proceso lápiz, tinta y el producto final.

Quinto, se escanea cada página para arreglar el dibujo en photoshop. Se le agregan fondos, texturas, sombreados, tonos de grises y los globos con los textos. Aquí también trabaja otro día por cada página.

Por último, se lleva a la imprenta.

Todo el proceso lleva tres meses y medio, "trabajando a buen ritmo". A eso hay que sumarle dos semanas en la imprenta, "con suerte". Cada cuatro meses está disponible un nuevo número de los Relatos de Ciudad Fructuoxia. Los cómics de Peruzzo están a la venta en "Lecturas Cómics Books" (Galería del Libertador), "El Rincón del coleccionista" (Uruguay 912 apto. 104), "Montevideo Massacre" (Galería del Virrey) y "El Inmortal" (Tristán Narvaja 1533).

Distribución gratuita

Simultáneamente a que los levanta de la imprenta y los distribuye para la venta, los sube a su blog. ¿Por qué? Mientras decidía si colgarlos en internet, algunos casos en el mundo de la música lo convencieron de hacerlo: "Bob Dylan puso para descargar el primer single de su nuevo disco. Nine Inch Nails también colgó su nuevo disco The Slip para descargar gratis. En todos estos casos, las ediciones en CD salieron al poco tiempo y fueron un éxito", argumentó.

Agrega que en el caso del cómic, es más efectiva la versión impresa que la digital: "leer en una pantalla no se compara con el papel", afirmó.

"Intenté que tener buena impresión y buena calidad de papel. Que fuera un objeto que el lector quisiera tener. Y a buen precio", confesó. El valor de la historieta (45 pesos) surge de dividir el costo de la impresión por la cantidad de ejemplares, que son 300. Esto significa que no hay ganancia.

"La jugada resultó bien: prácticamente todos los que descargaron el cómic luego lo compraron", se alegró.

Confiesa que busca un público más amplio que el clásico lector de historietas porque "los cómics suelen estar llenos de auto referencias y sobreentendidos que alienan a quien no esté dentro de este mundo".