Fabrizio Scrollini

¿Irse o quedarse? El dilema del corralito mutual

Pocas cosas deben ser tan relevantes para el pueblo uruguayo como la atención médica. Mantenemos relaciones de amor-odio con instituciones a quienes agradecemos cada vez que curan nuestros males así como nos quejamos cuando esperamos eternamente una consulta.

Actualizado: 12 de febrero de 2014 —  Por: Fabrizio Scrollini

En este contexto elegir siempre implica tres cosas: irse, quedarse o expresarse (quejarse). En Uruguay cambiarse (irse o quedarse) se ejerce cada cierto tiempo, con poco tiempo (solo un mes) y no necesariamente con toda la información disponible. En un esfuerzo contra-reloj DATA y 180 Ciencia han puesto hoy a disposición de todos una iniciativa capaz de organizar la información más relevante para el usuario y crear una lista de las instituciones que más se adecuan a sus necesidades. Se trata entonces de ver qué es lo mejor para la persona según sus prioridades, no cuál es la mejor (o peor) institución, pues no existen los datos suficientes para realizar ese diagnóstico.

¿De donde sale esta información? El Ministerio de Salud Pública ha puesto a disposición una serie de indicadores sobre los prestadores de salud que nos permiten elaborar este trabajo. Sin embargo los datos del ministerio se encuentran en una forma que a veces es difícil de explicar y entender: este es el foco de nuestro trabajo, lograr que sean entendibles y es un ejemplo de lo que se conoce como periodismo de datos.

Hay todavía desafíos en materia de salud, transparencia y datos abiertos. Muchos datos no se encuentran disponibles debido a que los prestadores de servicio no los han entregado. La ausencia de datos es -paradójicamente- un dato en sí mismo: implica o bien no cumplir con quién regula esta actividad, o no tener certeza de su propia gestión.

Por otra parte, el hecho que se provean en muchos casos promedios y no los datos crudos (es decir lo que compone los datos agregados que se presentan) podría mejorarse pues permite verificar la información, así como potencialmente generar mayor entendimiento de cómo funciona el sistema de salud. Hay también datos del sector público que faltan. Algunos cuestionan que esa información sea provista, pues en el fondo las personas que se atienden en el sistema público no tienen la opción de cambiarse. Esto es un error. Volviendo al principio de este artículo la tercera opción siempre es expresarse, y para hacerlo con propiedad, lo mejor es tener información en la mano para poder construir un mejor sistema sea público, mutual o privado. Cuanto más regular sea la información más chance habrá de diálogos con datos en la mesa, y no meras impresiones de cómo funciona todo.

El sistema de salud en Uruguay es un proceso de construcción conjunta entre quien regula, quienes usamos el sistema y quienes prestan los servicios. En esta oportunidad lo que presentamos aquí es un pequeño aporte destinado a expandir la libertad de quienes van a optar y los derechos de quienes desean quedarse.



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