"El Prado no tiene tope de precio pero tiene comisión. Si hay un proyecto, tiene que pasar por la comisión del Prado y ellos tienen que aprobar el proyecto. En Cordón no. Basta con inscribir la obra en la Intendencia y arrancás. De 5.000 viviendas de este tipo que hay en Montevideo, hay 1.250 en Cordón", señaló Isoardi.
El Plan de Viviendas de Interés Social de la Agencia Nacional de Vivienda busca facilitar el acceso a la vivienda propia a familias de ingresos medios y bajos a través de la exoneración tributaria a inversores privados para la construcción de viviendas, según indica su sitio web.
Isoardi dijo que a los inversores se les "exonera de casi todos los impuestos que están en la transacción: el IVA a la venta, Impuesto a la Renta, el ITP (Impuesto a las transmisiones patrimoniales), Impuesto al patrimonio mientras se construye y recuperan el IVA a la compra de los materiales asociados”.
El hecho de que el 64% de las viviendas de esta modalidad se encuentren en Montevideo se debe, también, a las características del mercado capitalino. Isoardi explicó que como en Montevideo “hay más personas, eso significa más demanda para poder construir. En el interior, hay lugares como Salto, Paysandu, Melo o Mercedes donde también están construyendo porque, en definitiva, había una demanda insatisfecha y algunos inversores pudieron verlo”.
El contador se refirió, además, a la incidencia del precio del terreno en la decisión del inversor de construir en ciertos lugares. “En el interior, la gente busca más casa que apartamento. Al ser una casa y tener un tope, deben obtener un buen precio de terreno si no se les va mucha de la rentabilidad final. Es lo que pasa a veces en el Cordón. Hoy vas a buscar un terreno y está muy caro. La incidencia del terreno en el precio es muy alta”.
Respecto a la demanda, el 62% de las viviendas que se construye en Montevideo es de dos dormitorios. Isoardi dijo que estas unidades son las que más se buscan. Solo 400 de las viviendas aprobadas en la capital son de tres dormitorios.
Isoardi consideró que el funcionamiento de la ley ayudó a evitar una caída brusca en la actividad de la construcción que marcó un récord en 2012 pero en 2013 bajó levemente.
Isoardi comentó que si bien este es “un muy buen régimen, tiene cosas a mejorar”. Desde los sectores privados, buscan que se creen más zonas sin topes de precios. “Muchos inversores estarían dispuestos a construir y generarían una mayor cantidad de viviendas a la que la gente pueda acceder”, comentó.
Continuó diciendo que otro tema que suele estar sobre la mesa es el tope de precios en lugares en el interior o zonas donde es histórico. “El tope de precios se ajusta por el Índice de Construcción que publica el INE. Históricamente, la composición del índice no refleja la realidad de lo que es una obra. Sí es cierto que en las zonas donde no hay tope de precios, este régimen ha explotado. En otras zonas va creciendo pero a un ritmo más tímido”, indicó Isoardi.
El precio
Una de las polémicas en la aplicación de esta ley es que se denomine vivienda social a unidades que terminan costando 130.000 dólares para la compra o 18.000 pesos para alquiler.
Isoardi comentó que una de las apuestas del Ministerio de Vivienda es que cuando ingresen más unidades a la venta, por la vía del aumento de la oferta, los precios terminen moderándose.
La otra pata de la ley es el subsidio de la demanda que permite acceder a viviendas con un ahorro previo de solo el 10% de ahorro previo.