Miles de personas -50.000 según las autoridades jordanas- se congregaron en el estadio internacional de Amán y recibieron calurosamente al Papa cuando apareció en su papamóvil. "Benvenuto, Benedetto, in Jordania", ("Bienvenido, Benedicto, a Jordania") vitoreaba la multitud al paso del Sumo Pontífice cuando se dirigía al estrado amarillo y blanco -colores del Vaticano- en forma de iglesia, sostenido por siete cúpulas, símbolo de los siete sacramentos. "Al Salam Alaykum", la Paz esté con ustedes, dijo el Papa en árabe, provocando gritos de entusiasmo y aplausos de los fieles.
Benedicto XVI, que se dirigió a los judíos y musulmanes en los primeros días de su visita, dedicó una parte importante de su homilía de este domingo a los cristianos de la región, muy minoritarios, de los que muchos huyeron por los conflictos políticos y religiosos. "La fidelidad a vuestras raíces cristianas, la fidelidad a la misión de la Iglesia en Tierra Santa, les exige a cada uno de ustedes un coraje singular", dijo el Papa delante de los fieles, algunos de ellos venidos de Irak o Siria.
El Sumo Pontífice destacó "el coraje de la convicción", la acción de "solidaridad con los pobres, las personas desplazadas y las víctimas de las grandes tragedias humanas" así como las iniciativas para "construir nuevos puentes para hacer posible el encuentro fructuoso de personas de religiones y culturas diferentes".
Benedicto XVI aseguró que esperaba desde hace mucho tiempo este viaje, así como la ocasión de "alentar" a los católicos "a preservar la fe" en momentos en que se ven "profundamente" afectados "por las dificultades y las incertidumbres que afectan a todos los pueblos de Oriente Próximo y Medio". También les aseguró "la solidaridad afectuosa" de la Iglesia y se felicitó por "la rica diversidad de la Iglesia católica en Tierra Santa", en donde existen seis ritos diferentes.
En un discurso de bienvenida, el patriarca latino de Jerusalén y Jordania, monseñor Fuad Twall, había pedido al Papa que rezara "por nosotros" y bendijera "nuestro país y nuestro pueblo", antes de ofrecerle un cáliz dorado.
Las autoridades jordanas decretaron festiva toda la jornada para los cristianos.
Juan Pablo II había oficiado una misa en el mismo lugar ante unas 70.000 personas cuando viajó a Tierra Santa en 2000.
Benedicto XVI también rindió homenaje a las mujeres de estas regiones. "¿Quién puede decir lo que la Iglesia aquí presente debe al paciente, amante y fiel testimonio de innumerables madres cristianas, religiosas, maestras, médicas o enfermeras?", aseveró ante la multitud. "¿Quién puede decir lo que vuestra sociedad debe a todas estas mujeres que, de diferentes maneras, a veces con coraje, dedicaron sus vidas a construir la paz y a promover el amor?", agregó.
El Papa lamentó que "el papel de las mujeres no haya sido suficientemente comprendido y estimado" incluso en momentos en que la Iglesia y la sociedad empieza a comprender "la necesidad urgente" de "las mujeres como conductoras de amor (...) artesanas de paz, que traen calor y humanidad a un mundo que muy a menudo juzga el valor de las personas siguiendo los fríos criterios de la utilidad y el provecho".
En esta ocasión, unos 1.200 niños, 40 de ellos iraquíes, recibirán la primera comunión. El Papa dará la comunión a una decena de adultos.
En su último día de visita a Jordania, antes de viajar a Israel y los territorios palestinos, Benedicto XVI visitará el sitio del bautizo del Cristo, a orillas del Jordán, en donde, según las escrituras, Juan Bautista bautizaba a los primeros cristianos.