Valeria Tanco

Tape: grabación en versión uruguaya

Llegué a esta obra por pura coincidencia. El azar hizo que encontrara en un video club una película llamada Tape de la cual no había oído ni leído nada. La alquilé motivada porque era la adaptación cinematográfica de una obra de teatro, la había dirigido Richard Linklater y actuaba Uma Thurman, una de mis actrices favoritas.

Actualizado: 23 de mayo de 2009 —  Por: Valeria Tanco

La película me dejó un sabor agridulce. Salvando las actuaciones de la Thurman, Ethan Hawke y Robert Sean Leonard, los primeros diez minutos fueron insufribles, encontré un montón de lugares comunes y clichés narrativos, y los personajes me parecieron estereotipados. Entonces, ¿por qué sentía que me había gustado?, ¿por qué me seguía dando vueltas en la cabeza? Las respuestas las encontré bastante tiempo después, cuando vi Tape en versión teatral y uruguaya.

El azar también juntó a Jorge Bolani con Tape, de una forma mucho más significativa que en mi caso. Es el azar del que se hace cargo Paul Auster, ese que rige el destino y determina profundamente bajo una apariencia caprichosa.

Bolani cuenta -en una entrevista de Luis Vidal Giorgi para Socio Espectacular- que vio la película en Cinemateca, le encantó, en los créditos se enteró que estaba basada en una obra de teatro y decidió que ese iba a ser su primer trabajo de dirección. En Buenos Aires, coincidentemente (debería decir azarosamente) Inés Estevez eligió esta misma obra para su debut como directora en el 2008.

Bolani consiguió los derechos, la tradujo y finalmente la montó en el Circular, su casa.

Tape plantea el reencuentro de Vin y Jon –dos amigos cuya relación se remonta a la adolescencia y se han visto poco en los últimos diez años- en un cuarto de motel de una ciudad pequeña de Estados Unidos. Vin está hospedado allí porque viajó especialmente para ver la proyección de la película de Jon en un festival local. Bajo una aparente camaradería sin complicaciones, los amigos esconden resentimiento, competencia, envidia y celos. Subiendo la apuesta, Vin tiene una agenda oculta: enfrentar a Jon y enfrentarse a sí mismo a una cuestión sin resolver entre ellos que, obviamente, involucra a una mujer. El vértice virtual del triángulo se materializa en el tramo final de la obra cuando aparece Amy.

En su versión teatral, Bolani respeta al máximo el texto, la geografía y la distorsionada y vencida “american way of life” planteada por el dramaturgo Belber.

Se dejan los nombres de personas y lugares intactos, y los diálogos fluctúan entre un español neutro –Vin dice “rompimos” refiriéndose a una novia- y un slang rioplatense –dicen “porro” y “merca”-.

La escenografía, sinfonía en gris mayor, corresponde perfectamente al imaginario que tenemos de habitación-de-motel-yanqui, remite al espectador instantáneamente a ese paisaje y resuelve acertadamente, ayudada por la iluminación, la entrada y la puerta.

En Tape de Bolani también hay rastros de la adaptación cinematográfica, entonces por transitiva resulta una suerte de interpretación de la interpretación. La película opera como un “resto diurno” para Bolani… ¿o para mí que también la vi? Es imposible, en mi opinión, dimensionar los efectos de haber visto otra versión, cuánto contamina, influye o marca el camino de quien lo hace o el lugar de quien lo recibe.

Por otro lado, el guión originalmente está plagado de acotaciones del dramaturgo, marcando acciones, intenciones, formas de interpretación. Puede ser que las similitudes entre película y puesta teatral provengan pura y exclusivamente del respeto a la fuente original. Y ya estoy a punto de perderme en estas cuestiones de la fidelidad, así que no voy a ahondar más en este aspecto.

La obra es un raid actoral, no en vano Belber la escribió especialmente para un par de amigos actores que la pusieron en el off-off Broadway. Esta característica fue la que atrajo a Bolani en primer lugar, aunque tenga de contrapartida un cierto riesgo. Los intérpretes uruguayos corren esta mezcla de maratón con doscientos metros vallas irregularmente, con algunos momentos dignos de medalla de oro y otros de visible dificultad frente a los obstáculos. Si agregamos la distancia mínima, casi clínica, que tenemos los espectadores con respecto a la escena, la verdad es que hay más verdad que la esperable. Moré en el papel de Vin es quien determina los tiempos y lleva la trama. Es el único que está en escena toda la obra, incluso “recibe” a los espectadores en su cuarto de motel cuando se ingresa a la sala. También es dj, no sólo pone play en el tape que da nombre a la obra si no que además pone música al principio, mientras está solo en la habitación.

Finalmente pude entender por qué la película había quedado dando vueltas en mi cabeza. Me identifiqué involuntariamente con ese pasaje a la adultez irresuelto, con la eterna adolescencia y sus ampulosidades y absolutos, con ese enganche nostalgioso –ya sea a un pasado de balance positivo o negativo- que impide madurar.

Tuve que ver dos versiones para llegar a darme cuenta, pero tal vez la memoria y el cambio de punto de vista, no soy la misma que hace un par de años, jugaron su rol en el asunto. Todo es según el cristal con que se mire, como en Tape.

Imperdibles de Tape

_ Ser espectador del debut como director de Jorge Bolani

_ El close up obligado a la escena, la sensación de tener “la ñata contra el vidrio” de la cuarta pared

_ Las dotes histriónicas de Moré

Tape, de Stephen Belber.

Dirigida por Jorge Bolani. Con Moré, Álvaro Correa y Paola Venditto.

Teatro Circular. Sala 2. Viernes y sábados 21 horas. Domingos 19.30 horas.

Links mentales, obvios y arbitrarios

_ Tape, película dirigida por Richard Linklater

_ Suburbia, Escuela de rock y Antes del amanecer, películas dirigidas por Richard Linklater

_ Locos de amor, obra escrita por Sam Shepard

_ La ciudad de cristal, de La trilogía de Nueva York, novela de Paul Auster.

_ Campos de Londres, novela de Martin Amis



Las opiniones vertidas en las columnas son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente posiciones del Portal 180.