El acuerdo prevé dar el servicio gratuito a las parejas heterosexuales que tengan dificultades para concebir en forma natural. Salud Pública recibió el planteo de dar este servicio a la población de menos recursos por el Centro Iberoamericano de Reproducción Asistida (CIRA) y luego de un año comenzó a funcionar.
El acuerdo fue firmado a principios de este año entre el Ministerio de Salud Pública y CIRA, crea una Unidad de Reproducción Asistida que brinda tratamientos de baja y alta complejidad y es el resultado de una propuesta que CIRA realizó a Salud Pública a través de ASSE.
El ginecólogo Roberto Suárez, director del CIRA, dijo el lunes al programa No Toquen Nada que las fallas en la reproducción humana alcanzan a una gran cantidad de la población no sólo en Uruguay, sino a nivel internacional. La cifra mundial promedia el 15% de las personas en edad reproductiva.
Los tratamientos de baja complejidad son el coito programado, o sea, que la pareja mantenga relaciones sexuales cuando la mujer ovula, lo cual está controlado por los médicos haciendo un seguimiento folicular, y en algunos casos se realiza estimulación folicular de la paciente. Suárez ubica la inseminación artificial también como una técnica de baja complejidad que tiene entre un 30% y un 35% de efectividad.
La reproducción asistida más compleja supone la extracción de óvulos a través de una punción intravaginal que son fecundados en un laboratorio especialmente acondicionado en el mismo local por parte de los biólogos que utilizan la muestra de semen que la pareja tomó ese mismo día. La fecundación puede ser in vitro o se puede cargar un espermatozoide en una microaguja que se inyecta en el óvulo para forzar la unión. Son embriones que se dejan reposar en incubadoras por unos cinco días y luego se transfieren al útero, como ocurre con las inseminaciones. El porcentaje de éxito depende fundamentalmente de la edad de la mujer, explicó Suárez a No Toquen Nada, y las autoridades están preocupadas porque la media de edad de la primer consulta es de 35,4.
A partir de los 30 años, la fertilidad de la mujer empieza a caer levemente, explicó el Dr. Suárez, y luego hay algunos momentos clave de disminución de la fertilidad: después de los 35, 38 y luego de los 41 años se produce una baja pronunciada de la fertilidad.
La recomendación de los médicos es que deben consultar las parejas que, no utilizando métodos anticonceptivos, no logren un embarazo durante un año con un ritmo de relaciones sexuales de dos a tres veces por semana, que es la media de actividad sexual de los uruguayos.
El costo de un tratamiento de baja complejidad en las clínicas privadas uruguayas, incluyendo la medicación y las técnicas utilizadas, es de 10.000 a 14.000 pesos por inseminación y se requieren cuatro. En el caso de una inseminación in vitro los costos aumentan a 5.000 dólares aproximadamente.
A través de este acuerdo, Salud Pública realiza una contratación de servicio de los profesionales de CIRA a través de contrato de arrendamiento.
Mientras tanto, los usuarios del sistema mutual aún no acceden a estas técnicas como parte de los servicios que su mutualista les provee. En algunas mutualistas hay unidades de reproducción que proveen la consulta a la pareja y los exámenes para el diagnóstico. El tratamiento y los medicamentos deben ser abonados por los pacientes.
Actualmente, la principal vía de consulta para los usuarios de Salud Pública es directamente en el Hospital de Las Piedras y se prevé que entre dos y tres meses se amplíe a policlínicas en Montevideo que serán captadoras de parejas en esta situación. Las clínicas tendrán que seguir un protocolo y la clínica CIRA recopilará los datos que enviarán a Salud Pública. Luego de un año de instalado el servicio, los datos permitirán tener un mapa aproximado de la situación de fertilidad a nivel nacional y a partir de allí plantear soluciones más definitivas de largo plazo y alcance universal. Se prevé que una vez realizado el diagnóstico, ASSE realice un llamado público abierto para proveer el servicio.
Hasta el momento son más de 1000 los niños nacidos en Uruguay luego que sus padres utilizaron fecundación in vitro.