Montero no pasó desapercibido nunca a lo largo de su carrera como jugador. Ni cuando llegó a Peñarol recomendado y se ganó un lugar en la defensa, ni cuando estuvo una década en la Juventus como titular indiscutido, ni cuando fue capitán de la selección uruguaya. Los mismos planes parece tener Paolo para este período en el que estará al frente del primer equipo de Peñarol.
El técnico dirigió por primera vez al Carbonero y consiguió una victoria necesaria. Después del dolor por la derrota clásica fue capaz de estimular al equipo para salir a ganar en el peor momento del torneo.
Metió mano para mejorar la versión de Peñarol, que ganó con justicia ante Rentistas.
Claro que Montero no es Harry Potter. Entrenó tres veces al equipo y lo mandó a la cancha. Peñarol jugó poco y sigue siendo un cuadro repleto de carencias. Pero el técnico, con algunas decisiones, consiguió disimularlas. Jugó con línea de cuatro en el fondo, hizo de Peñarol un equipo corto, dio libertad a Antonio Pacheco y se jugó por la experiencia de Joe Bizera y Estoyanoff.
Rentistas fue el rival justo para que este momento del Carbonero. Apático y raquítico, el equipo de Barán fue incapaz de pelear el partido.
Dentro de un partido jugado al trote, Estoyanoff agitó la rutina. Genero peligro con velocidad y pases certeros y abrió el camino con un golazo de chilena a los 29.
El otro que destacó fue Diogo Silvestre, que también se mostró veloz y preciso.
Rentistas ni se inmutó. Mantuvo su postura tímida en el campo y ni siquiera se atrevió a desbordar a espaldas del flojo Andrés Rodales.
El partido se definió a los 51 minutos cuando Píriz le ganó a la floja salida del arquero de Rentistas y marcó el 2 a 0. A los 61 y tras una buena jugada por izquierda, Píriz hizo el tercero también de cabeza y un minuto más tarde Estoyanoff le sirvió el gol a Zalayeta.
Nada hará olvidar el pésimo semestre. Menos todavía lo que sucedió hace una semana. Pero con un par de decisiones Montero consiguió que el equipo saliera del letargo. Y para la realidad de Peñarol no es poco.
