“Bandera blanca”
17 de diciembre
Cuelga en mi ventana el estandarte
Y oigo decir
Que es un arte convivir de forma civilizada
Se intercambian prisioneros y recuerdo a Adriana
Que un día pasó cansinamente por la calle San Martín
Sola, sin esperanzas de su Héroe.
A los 54 años de edad
escucho palabras nuevas en políticos viejos
Odio las fronteras y amo el mar
Oigo por primera vez
un discurso íntegro de un Presidente de USA
en la television cubana
y mi profesora de Comunismo Científico Caridad Fruto puede estar viva
para comprender mis razones de entonces
y mi inconformidad con la revisión “revisada” de las teorías burquesas
En pleno siglo XXI pasa inesperadamente
Algo que me hace despertar tarde
y oir como en letargo La noticia.
Hace días que fotografiaba sin saber por qué
los amaneceres de La Habana
Y hoy dormí plácidamente sin retratar el sol
Que ya estaba en lo alto
espero que odios, rencores y prendas
queden en el pasado para Recomenzar
con estas caritas de Claudia y Danielito
Poema publicado en Facebook por Melvis Sarduy.
Joel Rosenberg: Tú sos periodista pero en este momento no trabajas de eso.
Melvis Sarduy: No, hace ya varios que soy cuentapropista. Llevo otro negocio pero me apasiona la política, mi país y todo lo relacionado con las cosas que tienen que ver con el hombre y el crecimiento de la humanidad.
JR: Como cuentapropista, ¿hubo un momento más sencillo y después otro más complicado para serlo en Cuba? Hay una apertura en los últimos años…
MS: Sí, es como una apertura en los últimos años. Tuve una oportunidad de abrir un negocio, tengo una casa de renta y de eso vivo pero no me aparto de la política. Aunque no soy poeta siempre estoy escribiendo algo. Tengo también un blog, y más o menos, en mis vivencias trato de decir lo que sentimos los periodistas, que no podemos callarnos.
JR: Hablabas de “un discurso íntegro de un presidente de los Estados Unidos en la televisión cubana”. Ello ya era un hecho ayer…
MS: Tengo 54 años. Nací en el 60, casi con la revolución, y esas eran de las cosas que siempre me lastimaban: yo quería oír -aunque fuera con un intérprete porque no hablaba inglés- lo que decían ellos para interpretar a mí manera si había sido como nos había enseñado Fidel. Pero siempre las cosas revisadas, como decía más adelante en lo que quise escribir como poemas. Nunca podía oír y ayer pusieron a Obama en un discurso, limpio, transparente, muy sano. Primero pusieron a Raúl y después la retransmisión de Obama. También, Raúl dijo algo muy impactante: “tenemos que aprender el arte de convivir de forma civilizada con nuestras diferencias”. Eso era algo por lo que yo estaba abogando y había abogado desde que tenía 15 o 20 años que empecé a razonarlo. Creía que aunque todos éramos diferentes, tenemos derecho a la paz, a vivir y a apoyarnos. Eso lo oí ayer por primera vez de Obama y creo que es un paso. El restablecimiento de relaciones va a beneficiar a ambos pueblos. Somos vecinos y estamos tan cercanos, podríamos darnos tantas cosas los unos a los otros y hemos estado limitados de eso por 50 y tantos años. Eso siempre va a significar aquí en Cuba en la parte interna lo que va a suceder a partir de ayer u hoy, no sabemos qué cambio puede suceder con la política.
JR: ¿Cómo repercutió la noticia en los medios oficiales cubanos?
MS: Al mediodía hubo manifestaciones y los jóvenes salieron bastante espontáneamente porque fue una noticia inesperada y a la hora estaba todo el mundo enardecido en las calles. Esto de que volvieran los prisioneros que estaban presos hace 15 años en Estados Unidos… fue un tema del que no se dejó de hablar en la televisión durante todo este tiempo. Eran muy conocidos para nosotros. El pueblo, en general, estaba muy sensible con ese tema. Creo que a la gente le chocó, salieron porque fue algo inesperado. Hoy no hay noticias nuevas. En la TV están repitiendo lo mismo. Después de eso que contaba, tampoco vi en la calle de forma natural algo más espontáneo. La gente llama, está contenta. La otra parte, la que no están contentos o no les gusta la noticia no tengo acceso a saberlo.
JR: Hablabas de los llamados disidentes en Cuba que o no pueden expresarse o no podés escuchar vos lo que expresan.
MS: No, de esa parte no puedo saber nada.
JR: ¿Se escucha allí lo que dicen los cubanos de Miami?
MS: Estuve leyendo algunas cosas en Internet anoche. Hay algunos pocos reaccionarios. Creo que cada vez van quedando menos y la gente va comprendiendo que, en esos 50 años, no hicieron nada con esa postura.
JR: Vos trabajás como cuentapropista. Los turistas estadounidenses -a no ser algún vericueto especial- no llegan y tampoco se pueden usar tarjetas de crédito que tengan como banco matriz a uno estadounidense. Para ustedes que trabajan con el turismo, ¿hay algún cambio en el día a día?
MS: Pienso que para mí y todos los que tenemos que ver con el turismo, va a significar. Si significa para mí, es una gran cadena que lo hará para los otros, para mis vecinos porque yo pago un impuesto al Estado, a la Oficina del Historiador que es allí donde está enclavado el negocio que llevo. Todo esto repercute, es una bola con la que todo el mundo se va a mojar. Pienso que a partir de ahora también nos visiten más norteamericanos, pueblo al que apenas conocemos de tú a tú. Visitan Cuba muy pocos, por terceros países, y si pueden venir directamente va a ser muy bueno para todo el mundo.
JR: Colgaste una bandera blanca en tu ventana y un poema en Facebook. ¿Cuál fue la reacción de tu entorno ante esto? ¿Hay alguna muestra de apoyo, de disconformidad?
MS: No, yo puse mi bandera blanca en mi venta como diciendo “¡bandera blanca!” (pidiendo una tregua). Nadie me comentó nada. Los amigos que tengo y los que están en Facebok no están en Cuba, porque aquí casi nadie tiene Internet. Aquí nos saludamos, nos abrazamos, están los vecinos… Unos más fidelistas o más comunistas lo han tomado a la tremenda con un enfoque que tal vez no comparta esto de que “culpable o víctima”, que vencimos todos, “los de acá y los de allá”. No creo que sea la hora de sacarle trapos sucios a nadie, ni nosotros seguir con esa postura. No, yo quiero paz, que sea realmente una “bandera blanca” entre los países y que se pueda andar más libremente. Eso es lo que espero y lo que quiero. Olvidarnos de los rencores y de lo que pasó y recomenzar. Creo que la palabra es esa.