Por Diego Cevallos
Descontados los votos dirigidos a ganadores y perdedores, lo que se
impuso fue el abstencionismo: no concurrieron a las urnas más del 55% de los 77,4 millones de personas habilitadas. Además, los sufragios anulados llegaron a la proporción nunca vista de seis por ciento, lo que constituye un triunfo del movimiento social que llamó a expresar de ese modo el repudio a los partidos políticos.
"Entre ellos (los partidos) celebran o lloran por los resultados. Ojalá
vean más allá y entiendan que los votos nulos y el abstencionismo muestran que lo mayoritario es el rechazo social y que urgen cambios que den contenido a la democracia", dijo a IPS Paula Mondragón, joven estudiante de mercadotecnia que se sumó al movimiento por la anulación del sufragio.
El porcentaje de votos anulados duplicó el de elecciones anteriores y
fue superior al que obtuvieron pequeños partidos, como el del Trabajo y
Convergencia, identificados con el ex alcalde de la capital y ex candidato presidencial de izquierda, Andrés López Obrador.
Pero, según las leyes electorales, ni la elevada abstención ni las
anulaciones se toman en cuenta a la hora de determinar quiénes triunfaron.
“Para el movimiento que promovió el voto nulo viene un segundo acto, que
incluye presión social, debate y mayor participación ciudadana”, dijo a IPS el coordinador de proyectos de la no gubernamental y capitalina Propuesta Cívica, Alberto Serdán. Éste fue uno de los grupos que apostó por la anulación.
El domingo, la ciudadanía mexicana debía elegir 1.128 cargos en gobernaciones, diputaciones locales y alcaldías, además de 500 escaños
legislativos nacionales.
La mayoría de los cargos electivos en juego fueron para el PRI, que
gobernó entre 1929 y 2000, cuando perdió la Presidencia. La debacle
sufrida entonces había llevado a algunos analistas a vaticinar su
desaparición, una perspectiva hoy descartada.
Según proyecciones con base en el escrutinio preliminar, que en la
mañana de este lunes llegaba a 97 por ciento de los votos, el bloque del
PRI en la Cámara de Diputados nacional pasará de 106 escaños a 233.
El PRI conseguirá la mayoría en la cámara baja si mantiene su alianza
tradicional con el Partido Verde, que el domingo amplió su bloque de 17 a 22 escaños. Eso le conferirá un gran poder sobre el gobierno del
conservador Felipe Calderón, cuyo Partido Acción Nacional (PAN) se
desplomó en las elecciones.
Se calcula que el bloque de diputados del PAN perderá 60 de sus
actuales 206 escaños, y quedará con apenas 146.
En cuanto al izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD),
que en los comicios de julio de 2005 se consagró como la segunda fuerza
más numerosa en la cámara baja con 127 escaños, en septiembre, cuando
asuman los representantes electos, pasará a tercer lugar, con sólo 72
legisladores y legisladoras.
La escalada del PRI tiene origen en el castigo ciudadano al gobierno
del PAN, "básicamente por la crisis económica", pero también en el
"desastre institucional" en el que está sumido el PRD, y que ha llevado a algunos de sus simpatizantes a votar por el PRI, evaluó la politóloga
Esperanza Palma Cabrera, investigadora de la Universidad Autónoma
Metropolitana. “Pero en el avance del PRI también cuenta su estrategia, que lo presenta como una agrupación renovada, agregó.
"Estamos construyendo el PRI del siglo XXI" fue su lema de campaña,
concebido por una dirigencia que se proclama socialdemócrata. El PRI camina así a paso firme hacia las elecciones generales de 2012.
El gobierno del PAN lidia desde 2008 con una crisis económica que este
año podría manifestarse en una contracción de ocho por ciento del producto interno bruto (PIB), la peor en décadas. Además, este país de más de 107 millones de habitantes soporta una ola imparable de violencia vinculada al narcotráfico.
Aunque el grado de aceptación de la gestión de Calderón, según
encuestas, supera 60 por ciento, ella no se tradujo en apoyo a los
candidatos del PAN.
El PRD, en tanto, afronta profundas divisiones. López Obrador, por
ejemplo, apoyó primordialmente en la campaña a los postulantes del Partido del Trabajo y Convergencia.
“Faltan tres años para los comicios presidenciales, un lapso en el que
pueden ocurrir muchas cosas, pero el PRI es la primera fuerza política y
tiene enfrente a un PAN y un PRD seriamente debilitados”, constató Palma
Cabrera.
Las consultas de opinión, que se celebran desde el año pasado, sobre figuras con potencial para convertirse en postulantes presidenciales otorgan una preferencia clara al gobernador del estado de México, Enrique Peña, del PRI.
En la campaña, Peña apoyo abiertamente a su partido, y su figura es la
preferida de las dos cadenas televisoras dominantes en este país, Televisa y TV Azteca, que le conceden amplios espacios.
En los comicios del domingo fueron electos seis gobernadores estaduales, 565 presidentes municipales y 434 legisladores locales. El escrutinio primario otorga al PRI cinco gobernaciones y la mayoría de los demás cargos.
Fundado desde el poder el 4 de marzo de 1929 como Partido Nacional
Revolucionario, el PRI estuvo destinado a unificar las corrientes e
intereses de los caudillos que emergieron de la Revolución Mexicana de
1910. Gobernó entre periódicas denuncias de fraudes electorales y bajo el estigma de que alentó la corrupción.
"Somos un partido renovado y responsable, que da resultados y que dialogará como siempre con el gobierno en turno y con las otras fuerzas
políticas", declaró su presidenta, Beatriz Paredes.
Ella y otros dirigentes del PRI ofrecieron este lunes abundantes entrevistas a los medios de comunicación, en contraste con el PAN y el
PRD, cuyos líderes se mostraron algo reacios.
Con todo, portavoces de los tres principales partidos admiten que es
necesario tomarse en serio el mensaje implicado en el elevado abstencionismo --que sin embargo obedece a una tradicional tendencia-- y en el histórico voto nulo.
Sin mayores recursos económicos ni comando central, echando mano apenas
a redes sociales de Internet y a algunos columnistas de medios de
comunicación, el movimiento por la anulación del sufragio acaparó gran
atención en la última campaña electoral.
Su dinámica presencia contrastó con el bombardeo propagandístico
habitual de los partidos, financiado con fondos del Estado, con el
recíproco intercambio de insultos y acusaciones entre los postulantes y
con la ausencia de propuestas atractivas.
En este terreno, una encuesta realizada el domingo fuera de los centros
de votación por la Fundación Este País, con apoyo del Instituto
Tecnológico Autónomo de México y del Instituto Politécnico Nacional,
arrojó resultados significativos.
De acuerdo con los datos preliminares de ese sondeo, seis de cada 10
personas encuestadas dijeron creer que los partidos escuchan poco o nada a la ciudadanía y casi la mitad dijeron no sentirse representadas por
quienes ejercen la función legislativa.