Es el mismo técnico, son los mismos jugadores, tienen la misma camiseta. Es otro equipo. El Nacional 2015 está cada día más frágil y malhumorado. Un gol lo perturba y un fallo arbitral lo descontrola de una manera impensada.
Incapaz de manejar las situaciones de juego, de sobreponerse a circunstancias que le plantea el partido, el Tricolor anda a los tumbos en el Clausura. Ganó cuatro puntos de 12, perdió sus dos partidos como local y juega mal.
En 2014 hacía un gol y era un milagro que perdiera el partido pero en 2015 todo lo contrario. Sin la solidez defensiva del infranqueable campeón del Apertura sigue obstinado en frenarse cuando saca ventaja. Lo volvió a hacer ante River. En los primeros 15 generó tres situaciones de gol y concretó una de ellas para ponerse en ventaja, sin embargo se frenó, se quedó sin ambición, se conformó como un oficinista que cumplió su horario. Y lo pagó caro.
Lejos del River agresivo y protagonista, su gran mérito fue no permitirse claudicar demasiado rápido. Muchos se hubieran entregado en el 1 a 0. Pero los chicos de Almada han logrado que cuando el hincha de un equipo grande tiene que enfrentarlo, vaya dispuesto a sufrir si le quiere ganar. Entró este River en el grupo de equipos, junto con Defensor, Danubio y Wanderers, a los que los grandes saben que no se les gana con la camiseta.
Con el 1 a 0 de Barcia, luego de un buen pase de Sebastián Fernández, Nacional le regaló el campo y el balón a River. Nicolás Prieto se prodigó en la mitad de la cancha y fue el sostén del equipo a la hora de recuperar. Pero el Tricolor no cruzó a campo rival con más de tres jugadores y se olvidó del arco de enfrente.
Aunque mantuvo la intensidad del comienzo, el partido se volvió tedioso. Salvo Prieto, los futbolistas de Nacional eran burócratas dentro del campo. Mientras, River no le encontraba la vuelta al partido.
A los 37, Claudio Herrera desbordó por derecha y mandó un centro que Guillermo De Los Santos despejó muy mal hacia el medio. Gorriarán la tomó en la entrada del área y empató con tiro bajo contra el palo derecho.
Atormentado, frágil, sin reacción, quedó Nacional tras el gol de River. Los hinchas que cuestionaban a Iván Alonso tal vez se hayan dado cuenta todo lo que ayuda tenerlo en el equipo. El Tricolor no pudo retener la pelota en campo adversario y River concretó su ráfaga antes del final del primer tiempo, cuando Rodríguez recibió otro centro de Herrera y, sin nadie que lo marcara a la altura del área chica, remató arriba para el 2 a 1.
El segundo tiempo River se resguardó. Jugado al contragolpe, los de Almada esperaron para recuperar y salir en rápida transición hacia el arco de Munúa.
A Nacional no se le cayó una idea. Gutiérrez colocó de movida a Gonzalo Bueno y a los 59 a Sebastián Taborda y Álvaro Recoba. El panorama no se modificó. Por inercia, el equipo se tiró arriba jugado a los centros. En media hora apenas generó dos jugadas claras para empatar. En la primera Barcia definió mal tras un gran pase de pecho de Taborda y en la segunda Herrera salvó en la línea un tiro de Juan Manuel Díaz.
Demasiado poco para un equipo que en 2014 entraba a la cancha con la seguridad de que tarde o temprano ganaría el partido y ahora es una plantilla dentro de un café con leche.
