Con defender no alcanza

Uruguay se va eliminado de la Copa América tras caer 1 a 0 ante Chile. El único gol lo marcó Mauricio Isla a nueve del final. La Celeste hizo un trabajo defensivo perfecto pero, como en todo el torneo, no tuvo llegada. La expulsión de Edinson Cavani, que reaccionó ante una agresión de Jara, condicionó aún más a un equipo que terminó con nueve futbolistas.

Actualizado: 24 de junio de 2015 —  Por: Diego Muñoz

Festejan los chilenos con todo derecho. Están en “su” Copa y clasificaron a semifinales. Se ilusionan con celebrar por primera vez en su historia un título de algo. Jugaron mejor, tuvieron más vocación ofensiva y evitaron el martirio que para ellos hubiese significado una definición por penales. En medio de la alegría gritan “ole”, ante un Uruguay con nueve jugadores.

En Plaza Italia o Bella Vista, hay fiesta en Santiago. Autos con banderas, bocinas, gente en el baúl de las camionetas, todos festejan el 1 a 0. 

Cabizbajo, los uruguayos se van de Chile. Conscientes de que el equipo está en armado y de que el gran déficit estuvo a la hora de atacar. En ese rubro la Cleste estuvo en falta todo el torneo. Y en cuartos no fue la excepción. 

Ante Chile las cosas venían bastante bien. El equipo defendía con orden y concentración, mientras esperaba por un ataque salvador. Pero la primera expulsión, la de Cavani, debilitó todavía más a un ataque raquítico. El delantero fue cándido ante Jara, que le metió el dedo en la cola a espaldas del árbitro, y contestó con un golpe corto en frente a Sandro Ricci. Estuvo pésimo Jara, que debería ser sancionado de oficio, pero Cavani pecó de inocente y se ganó la segunda amarilla. 

Esa expulsión cambió el partido. Estaba Uruguay cómodo en el campo y Cavani resultaba importante tanto en el área celeste como en ataque. Al quedar con 10 nada fue igual. 

Un rato más tarde la injusta roja a Fucile desquició a la Celeste que, impotente, se rebeló y cargó contra los rivales y contra el juez. Fue la imagen de un equipo peleador, luchador, entregado a la causa, pero sin fútbol.

Chile fue el que quiso ganar y tuvo su premio. Uruguay se fue de la Copa sin jugar. Con una gran defensa, capaz de condicionar el ataque rival y defender con máxima concentración dentro del área, pero sin plan a la hora de mirar el arco de enfrente. Nadie le podrá reprochar a la Celeste su tensión competitiva, su vocación para marcar. Se quedó ahí.

Igual que ante Argentina, Uruguay tuvo ante Chile la premisa de defender. Luego, cuando el partido lo permitió, trató de lastimar en ataque. Como en toda la Copa, fue demasiado poco lo que propusieron los de Tabárez de la mitad de cancha hacia adelante.

No hay objeciones respecto del resultado. Los de Sampaoli tuvieron la iniciativa, controlaron la pelota y miraron el arco de enfrente. Dentro de un partido previsible, el local se plantó en campo rival y tiró presión alta. Uruguay respondió con una línea de cuatro final, cuatro volantes  y dos delanteros.

Al comienzo la Celeste intentó sorprender pero con el paso de los minutos fueron los locales quienes se pararon en campo rival. Valdivia fue el encargado de generar juego en un equipo que trató de desbordar por los extremos o atacar con diagonales.

Sin embargo, la gran tarea defensiva uruguaya impidió que Chile generara peligro. Alexis Sánchez no la tocó, Vargas no se pudo filtrar y el toque chileno se volvió intrascendente. Fucile empezó complicado pero luego se afianzó y el local se quedó sin caminos hacia el arco. Fue bueno el partido de la defensa celeste y el mediocampo se prodigó para marcar y recuperar. Ese fue el plan defensivo que salió a la perfección. En ataque, Uruguay lo intentó por arriba pero no logró lastimar a Chile.

Con Isla y Jara pasando al ataque, con Valdivia como asistidor, con Vidal para romper líneas, Chile no perdió la calma. Tampoco lo hizo Uruguay, capaz de jugar un partido sin fisuras defensivas por más que la pelota estuviese cerca de su arco.

En el segundo tiempo los dos mantuvieron la misma postura en cancha. Fueron los chilenos los dueños de la pelota ante un Uruguay defensivo, capaz de pelear la pelota en las inmediaciones del área.

Tras 60 minutos de intensidad, Tabárez cometió el error de poner a Abel Hernández, que no hizo nada durante toda la Copa América. El técnico volvió a confiar en un futbolista que no le respondió en ningún momento del torneo, justo cuando Diego Rolan más estaba rindiendo. Si el del Bourdeaux estaba cansado, la opción era Jonathan Rodríguez o alguien capaz de tener la pelota. 

Con el equipo diseñado para atacar cuando pudiese, a partir del desdoble de Carlos Sánchez y Cristian Rodríguez por las puntas y Hernández con Cavani en ataque, el plan se vino abajo con la expulsión de Edi a los 62. El delantero respondió a la agresión de Jara con un golpe ingenuo delante del juez. La roja cambió el partido.

El juego se volvió de un gol. Quedó encomendado Uruguay a un 0 a 0 que le permitiera ir a los penales y Chile aceleró en busca del grito que lo liberara.

Sampaoli asumió riesgos al colocar a Matías Fernández para que se juntara con Valdivia y puso a Pinilla para que peleara por alto. A nueve del final Valdivia clarificó con un pase perfecto a Isla, quien en la entrada del área remató para el gol. 

Uruguay no tuvo plan alternativo para responder. Para peor, cinco minutos después llegó la roja a Fucile y todo se desmadró.

Se va la Celeste de la Copa con la sensación de que podría haber hecho un poco más a la hora de mirar el arco rival. En plena etapa de transición, el cuadro encara el comienzo de la Eliminatoria con cuatro partidos de suspensión para Luis Suárez  y a la espera de la sanción de Cavani, que insultó al juez. La Copa pasó, pero da la sensación que los tiempos difíciles recién comienzan. 

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