Alberto Calcagno se quedó ciego a los 57 años. Él vive en Salinas y se jubiló como empleado del Banco de Seguros del Estado por discapacidad. “Los primeros meses de ceguera son realmente muy angustiantes. Yo hice un duelo en el que no quería saber nada con la vida. Después mi familia comenzó a empujar y reaccioné. Tengo cuatro hijos y cinco nietos, ¿qué ejemplo les iba a dar tirado en un rincón llorando?”, recuerda.
Calcagno comenzó a buscar soluciones para poder ser una persona independiente, a pesar de su discapacidad. Primero aprendió la técnica del bastón blanco. “La técnica del bastón me ayudaba mucho, pero me enlentecía, porque había que estar haciendo cálculos todo el tiempo. Yo soy una persona muy perfeccionista y demoraba mucho rato”, explica Calcagno. Su amor por los perros, cosechado gracias a que fue criador de ovejeros alemanes durante gran parte de su vida, fue lo que lo llevó a pensar en un perro guía –a muchos no les gusta el término “lazarillo” porque dicen que se los asocia con el Lazarillo de Tormes- como una opción.
Motivado por esa inquietud, Calcagno se enteró de que en Uruguay no existían los perros guías y comenzó a generar un movimiento para integrarlos. Así surgió la Fundación de Apoyo y Promoción del Perro de Asistencia (Fundappas), presidida por él mismo. Al día de hoy, la Fundaappas ha realizado algunos talleres informando sobre esta situación a la sociedad y ha participado en la elaboración de la ley de protección animal, que está vigente y ampara la actividad de los perros de asistencia. Esta ley les permite a los perros, entre otras cosas, subirse a los ómnibus. Además, la fundación corredactó la futura ley sobre protección integral de la persona discapacitada, donde también se ampara la figura del perro de asistencia.
El año pasado, el presidente de la Fundappas completó un formulario y mandó un video en el que se lo ve realizando diferentes ejercicios con el bastón blanco, para ser aceptado en la fundación Leader Dogs, que se dedica a la crianza de perros guía desde hace 70 años. Al recibir una respuesta positiva desde la ciudad de Rochester, muy cercana a Detroit en Estados Unidos, Calcagno viajó y estuvo durante 26 días capacitándose en uno de los centros de la fundación. Allí convivió con otras personas de diferentes partes del mundo con las cuales aprendió a manejarse con un perro guía.
Estos perros son una ayuda para quienes se han quedado ciegos, su compañía los ayuda a desplazarse por la ciudad casi sin dificultad. Ellos saben moverse por diferentes lugares, cruzan la calle y bajan escaleras. Su preparación para poder cumplir estas funciones lleva entre cuatro y seis meses a partir del año de vida. De todas formas, a los 45 días de nacido el perro es entregado a una familia que lo sociabiliza, sacándolo a pasear o lo llevándolo al trabajo. La idea es que el perro se acostumbre al ruido, a los movimientos bruscos, para que nada lo sorprenda. "Él es más que un amigo de la familia, es parte de mí. Es difícil de explicar, pero crean en los ángeles, porque existen en forma de perros guías", están son palabras de Richard Brauer sobre su líder perro Tucker. Brauer es una de las personas que realizó su capacitación en Leader Dogs.
Sunnee, que significa iluminada por el sol según la persona que la bautizó, es la perra de raza labrador de color negro que descansa sobre los pies de Calcagno mientras conversamos. Muy hermosa y casi dormida se acurruca sobre su dueño. Ella es la primera y única perra guía en nuestro país. Sin embargo, a través de su experiencia con la fundación Leader Dogs, el presidente de Fundappas consiguió que le ofrecieran cuatro lugares para aquellos uruguayos ciegos que quieran ir a Estados Unidos a realizar la capacitación y tener su perro guía. La selección de entre todos los postulantes será hecha por los profesionales de Rochester.
“Durante los 26 días de curso hacemos un reconocimiento con los instructores y orientadores de movilidad. Ellos nos ayudan a trabajar con nuestras capacidades y velocidades, además ven cómo reaccionamos ante un perro. A partir de eso resuelven qué tipo de perro nos van a asignar de los que ya tienen adiestrados”, contó Calcagno acerca del curso.
La Intendencia de Municipal de Montevideo (IMM) está trabajando en lo que se llama “Romper el círculo de la invisibilidad de la discapacidad”. Se han realizado en el correr de este año diferentes actividades buscando la integración de las personas con discapacidad. Incluso la reforma de la explanada de la intendencia tiene que ver con tener una accesibilidad mayor. “La ciudad tiene un conjunto de barreras que no permite que una persona con discapacidad pueda participar, por lo tanto la persona no accede a algunos lugares. En la medida que esto se empiece a ver el círculo se va a romper”, explicó el director de la Secretaría de Discapacidad de la IMM, Federico Lezama.
Con respecto al uso de los perros guías, en la ciudad suceden este tipo de cosas y no sólo con barreras físicas, si no también intelectuales. “En los ómnibus tenemos (él y Sunnee) que adaptarnos a los asientos que hay y a veces se nos dificulta. Aunque, yo sé que soy el único usuario de perro guía y no voy a cometer la mala educación de entrar de prepotente a los lugares. Simplemente se trata de que la gente se eduque y permita la entrada a cualquier persona convencida de que es lo correcto”, señala Calcagno con respecto a su situación personal. “La ventaja que ellos nos dan, es que con respecto a las barreras arquitectónicas de la ciudad nos manejamos bien, porque ellos nos llevan por cualquier lado”, explicó.
La intención de la Fundappas es crecer y llegar a tener en tres años su propio lugar donde se capacite y se críe a los perros guías en el país, apoyado por la fundación Bocalán de España. El 2 de junio se presentó el proyecto en la IMM y también se está interesando al Hospital de Ojos. “Nos cuesta mucho conseguir apoyo. A partir de 2006 la princesa Laetitia D'Arenberg nos viene ayudando. Ella tuvo un gesto muy importante cuando hicimos el taller porque nos puso los dólares necesarios para poder hacerlo. Incluso ahora para poder funcionar como fundación, el ministerio de Educación y Cultura nos exigió un deposito de 10.000 dólares para entregarnos la personería jurídica y ella nos los dio”, explicó Calcagno.
El proyecto que se tiene pensado es una escuela con seis habitaciones, una cocina, un comedor, una cafetería y dormitorios para el instructor y el amo de llaves. Además, se tiene que contar con perreras, zonas de veterinaria y una serie de locaciones para que los animales practiquen antes de salir a la calle. En un principio, empezaría a funcionar con profesores traídos del exterior, aportados por la misma fundación española, y dentro de su contrato estaría el adiestramiento de los 12 primeros perros guías, junto con el de los adiestradores uruguayos. Las personas que quieran tener su perro, no tendrían ningún costo. Las únicas razones por las cuales no se podría acceder a ellos serían técnicas, físicas o psicológicas.
Se hace tarde y Calcagno se tiene que ir. Su mujer le avisa la hora. Él se para y le dice a Sunnee “up”. Le coloca un cartel encima que dice “no me molesten, estoy trabajando” y juntos se van a caminar por la vereda.