Rajoy y la pérdida de la nacionalidad española de los catalanes

El jefe de Gobierno español, Mariano Rajoy, demostró no tener muy claro los efectos sobre la tenencia o no de las nacionalidades española y europea de los catalanes, en caso que Cataluña se independice.

Actualizado: 25 de setiembre de 2015 —  Por: Redacción 180

En una entrevista con el periodista Carlos Alsina, de la radio Onda Cero, Rajoy quedó sin argumentos al intentar defender que los catalanes quedarían fuera de Europa en caso de que se independicen de España.

Según el periodista, los catalanes que ya son españoles no perderían la nacionalidad en caso de que Cataluña se transforme en un país independiente.

Las elecciones

Cataluña se acerca a su hora decisiva con el cierre este viernes de la campaña de las elecciones regionales del domingo, en las que los independentistas esperan conseguir una amplia victoria para poner la primera piedra para separarse de España.

Sobre el papel, son solo unas elecciones regionales para renovar el parlamento de esta región industrial del noreste de España, de 7,5 millones de habitantes, entre los Pirineos y el Mediterráneo.

Pero en las dos semanas de campaña, los líderes nacionales desembarcaron en Cataluña, empezando por el jefe de gobierno conservador Mariano Rajoy, que también consiguió arrancar los apoyos de dirigentes internacionales como Barack Obama, Angela Merkel o David Cameron.

El presidente regional, el independentista Artur Mas, pretende convertir los comicios en un plebiscito a favor o en contra de constituir una nueva República Catalana en 2017, elevando el tenso pulso mantenido con Madrid desde hace tres años.

Tras un siglo de desencuentros y tensiones más o menos intensos con Madrid por la lengua --reprimida durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975)-- y la fiscalidad, la paciencia de muchos catalanes se colmó durante la crisis económica.

Furiosos por la invalidación parcial en 2010 del Tribunal Constitucional de un estatuto regional que aumentaba su autogobierno, los nacionalistas pidieron en vano desde 2012 un referéndum de autodeterminación.

Ante el rechazo del gobierno de Rajoy, decidieron organizarlo simbólicamente en noviembre pasado. Sin ningún reconocimiento oficial, lograron sin embargo 1,9 millones de votos a favor de la independencia, de un total de 2,3 millones de participantes.

Ahora buscan una mayoría de escaños en el parlamento regional (68 sobre 135), para lanzar un proceso de secesión, aunque no tengan la mayoría de los sufragios en las urnas.

Inquietud económica

Los bancos, las patronales y los mercados se inquietan por las consecuencias en la economía española, que tras una dura crisis empieza a avanzar a velocidad de crucero, con un crecimiento previsto del 3,3% en 2015.

Sin Cataluña, el país perdería un 25% de sus exportaciones, un 19% de su PIB, 16% de su población, su principal puerta a Europa y su región más turística.

El domingo hace falta "un voto masivo por el sentido común y la responsabilidad", reclamó Rajoy, insistiendo en que "Cataluña no será independiente". 

Sus ministros se encargaron de las advertencias: una secesión implicaría la salida de la Unión Europea, una tasa de desempleo del 37% y una caída de las pensiones del 44%. Si no quieren negociar la secesión, no asumiremos nuestra parte de la deuda española, responden los otros.

Los últimos sondeos apuntan a una mayoría parlamentaria de los independentistas, que rozarían el 50% de sufragios. Pero según José Pablo Ferrándiz, del instituto demoscópico Metroscopia, solo un 20 o 25% de los catalanes son realmente independentistas.

Muchos quieren lanzar una "bala de fogueo", que "le permitirá tener una mejor posición para negociar" más autonomía, dice.

Mucho dependerá del "post 27-S". En una entrevista con la AFP, Artur Mas reconoció que todavía era posible negociar un nuevo referéndum. Sin embargo, si obtienen la mayoría de votos, "el referéndum ya se habrá hecho", advirtió.

La clave la tendrá el gobierno formado tras las elecciones legislativas de diciembre, donde Rajoy podría perder el poder. Mientras, el resto de españoles se preocupan poco por Cataluña, centrados en problemas como el desempleo superior al 22%.