El dopaje mecánico, nuevo problema para el ciclismo

El fantasma de los motores escondidos en las bicicletas se convirtió en realidad. El primer caso de fraude tecnológico en el ciclismo se descubrió en el Mundial de ciclo-cross, después de años de especulaciones jamás contrastadas.

Actualizado: 02 de febrero de 2016 —  Por: Redacción 180

El dopaje mecánico, nuevo problema para el ciclismo

AFP

"Pensamos claramente que hubo fraude tecnológico, había un motor escondido", declaró este domingo el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI) Brian Cookson en rueda de prensa.

Un día antes la UCI había iniciado una investigación de la bicicleta de la belga Femke Van den Driessche, participante en la prueba junior del Mundial de ciclo-cross. Favorita para el triunfo, se había visto obligada a retirarse mediada la carrera por problemas mecánicos.

Según las primeras informaciones el dispositivo eléctrico estaría ubicado en la caja del pedalier, en la parte baja del cuadro de la bicicleta.

"Lo que hemos descubierto es un señal clara. A menudo hemos bromeado hablando de este dopaje mecánico, pero ahora sabemos que los corredores utilizan estos métodos y donde los utilizan", añadió Cookson, que no ofreció detalles sobre el motor descubierto.

Por dopaje mecánico se entiende una ayuda ilícita en el rendimiento a través de un pequeño motor eléctrico escondido en la bicicleta.

'¡Esa no es mi bicicleta!' 

La protagonista de esta historia, la junior Van den Driessche, reaccionó con asombro este domingo.

"¡Esa no era mi bicicleta! Era la de un amigo, idéntica a la mía, pero terminó en mis manos después de una intervención de un mecánico", explicó Van den Driessche, entre lágrimas, en una entrevista con la televisión Sporza.

"Es la bicicelta de un amigo, que me la había comprado el año pasado. Es exactamente la misma que mi bicicleta actual. Este amigo fue a reconocer el recorrido el sábado antes de dejar la bicicleta en el camión. Un mecánico, pensando que se trataba de la mía, la ha limpiado y me la ha preparado para la carrera", explicó.

Golpeado durante años por el dopaje fisiológico, las sospechas de trampas en elciclismo a través de la mecánica han sido crecientes desde 2010, tras las demostraciones del suizo Fabian Cancellara en la Vuelta a Flandres y en la París-Roubaix.

Un recital acompañado de cambios de bicicleta que provocaron suspicacias en el pelotón sobre al antiguo campeón mundial de contrarreloj.

En las semanas siguientes el antiguo ciclista profesional Davide Cassani, convertido en comentarista de la televisión italiana, había presentado un prototipo de bicicleta equipada con un mecanismo motorizado que ofrecía vatios suplementarios al usuario.

'Suspensión de por vida' 

El escándalo provocó que la UCI programara controles ocasionales, pero nunca se había encontrado una bicicleta "trucada".

Incluso en el pasado Tour de Francia se formó una brigada especial para detectar campos magnéticos -que un motor escondido podría crear- sin que diera resultado.

Según el reglamento, la ciclista descubierta el sábado se arriesga a la descalificación, a una suspensión mínima de 6 meses y a una multa que podría ascender a 200.000 francos suizos (unos 192.000 euros o 208.000 dólares).

"El caso está en manos de la comisión disciplinaria", dijo Cookson, que quiso enviar "un mensaje claro" a los tramposos: "Los vamos a atrapar y a castigar, porque nuestra tecnología para detectar este tipo de fraude parece que funciona".

En un informe publicado en marzo, la comisión independiente para la reforma delciclismo (CIRC) concluyó que existían las trampas de este tipo, pero sin aportar pruebas concretas.

"Nunca pensé que algo así era posible. Es un escándalo que el entorno de Femke haya engañado a la federación belga", dijo Rudy De Bie, el seleccionador del equipo.

El mánager del equipo Etixx, Patrick Lefevere, reclamó "la suspensión de por vida" para la ciclista belga.

¿El dopaje mecánico ha sido practicado en otras disciplinas? 

Sería dudoso que la trampa de la que es sospechosa Femke Van den Driessche (19 años) sea un acto aislado de una esperanza belga del ciclo-cross femenino, una disciplina de interés casi regional, con intereses financieros limitados.

En marzo de 2015, la comisión de investigación en el ciclismo (CIRC) se mostró afirmativa respecto a las pruebas de ruta, sin citar casos concretos: "Diversas tentativas de infracción al reglamento técnico fueron informadas a la comisión, incluido la utilización de motores escondidos. Este problema en particular es tomado en serio, sobre todo entre los mejores corredores. Y no ha sido descrito como un fenómeno aislado".

"El sistema de motores ha existido, existe, pero quiénes, cuándo y desde cuándo, no lo sé", respondió el año pasado Marc Madiot, el mánager del equipo FDJ. 

Seis meses más tarde, estas preguntas siguen sin respuesta.

¿Cómo la trampa fue descubierta? 

"Había un motor escondido", confirmó simplemente Brian Cookson, el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI). "No puedo dar detalles", añadió.

Según los medios de comunicación presentes en Zolder, el sistema, que pesaría entre 500 y 600 gramos y costaría unos 20.000 euros, estaba disimulado en el tubo vertical de la bicicleta. 

Pero, para el diario italiano La Gazzetta dello Sport, se trata de una tecnología antigua.

"La nueva frontera es el electro-magnetismo", afirma el diario en su edición del lunes citando a un "gurú" anónimo del sector. 

¿El nuevo dopaje mecánico? Ruedas (traseras) en carbono, de un costo de 200.000 euros, disimulando un sistema electro-magnético para emitir una energía suplementaria, del orden de 20 a 60 vatios.

¿Se puede ganar el combate? 

Motor o batería ultra-miniaturizada, sistema de entrenamiento sofisticado a nivel de las ruedas, puesta en acción por telecomando a distancia o por medio del cardio-frecuenzómetro, la tecnología moderna autoriza todas las suposiciones sobre esta forma de dopaje mecánico.

La constatación, alarmista sobre la extensión del fenómeno -la Gazzetta habla de 1.200 motores escondidos vendidos el año pasado en Italia-, se puede relativizar en las grandes competiciones. La UCI, alertada, busca métodos de detección de los campos magnéticos.

Al contrario que el dopaje, el problema parece superable, al menos para la élite, según el excampeón estadounidense Greg LeMond, que hablaba el año pasado de la solución de las pistolas térmicas para detectar fuentes de calor. La voluntad política existe y medios consecuentes han sido desplegados para proceder a controles frecuentes.

¿Qué piensa el medio ciclista?

Muchos ciclistas o responsables de equipos dudaban de esta trampa o rechazaban su existencia, ya que choca tanto a más que el dopaje. 

Los más desconfiados de los observadores hacen remontar la aparición de este tipo de dopaje a principios de la era Lance Armstrong, el estadounidense desposeído de los títulos del Tour de Francia de 1999 a 2005. Pero la hipótesis solo fue evocada públicamente tras la demostración del suizo Fabian Cancellara en la Vuelta a Flandes de 2010, sin que fuera corroborada.

Se incluyó aquello entre las "hazañas" de ruta o pista, como en los Juegos de Londres de 2012 con la superioridad de los velocistas británicos, por lo que Francia lamentó la total ausencia de controles de conformidad de las ruedas de las bicicletas.

Cuando empieza a rodar la temporada de 2016 de ciclismo, el problema resurge con más fuerza que nunca.