Partido cerrado, llave abierta

Nacional y Corinthians empataron 0 a 0 en el Gran Parque Central. Fue un típico partido de Copa, intenso, disputado, con poco espacio. El Tricolor fue al frente y tuvo las mejores oportunidades para ganarlo. En San Pablo se definirá el clasificado a cuartos de final.

Actualizado: 27 de abril de 2016 —  Por: Diego Muñoz

Partido cerrado, llave abierta

Pablo Porciuncula / AFP

Los partidos de Libertadores, más aún en fase eliminatoria, se juegan así. Con tensión competitiva, máxima concentración, dientes apretados. Los dos equipos lo tuvieron claro durante toda la noche.

Jugar de esa manera permite que Nacional luzca, como hasta ahora, competitivo sea cual sea el rival. El Corinthians también se entregó por su objetivo. Sin ambición, el equipo brasileño tuvo como prioridad no perder el partido. Y lo consiguió.

Ninguno de los dos se fue disgustado del Parque. El Tricolor no ganó pero tampoco recibió goles y sabe que si marca en la revancha sus posibilidades de avanzar a cuartos se acrecientan mucho. El Timao se vuelve a San Pablo con un punto y la certeza que con ganar como local sigue en la Copa. 

Así las cosas, todo se resolverá en suelo brasileño pero Nacional no tiene nada para cuestionarse. Fue al frente con lucidez algunas veces con ímpetu y carácter siempre. 

El partido jugado en el Parque tuvo un ritmo y una intensidad inusual de ver en las canchas uruguayas. Corinthians subió el listón y Nacional estuvo a la altura. Los de Munúa respondieron con tanto vértigo como el que mostró su rival. Así fue todo el primer tiempo.

Nacional salió a jugar con Porras y Romero repartiéndose el medio, una línea de tres más adelantada con Leandro Barcia, Seba Fernández y Kevin Ramírez y Nicolás López como cabeza de área.

Pero Corinthians manejó mejor la pelota en el comienzo. Desde el medio los brasileños ejercieron una supremacía que no trasladaron hacia el área rival. Nacional pasó pocos apuros ante los intentos de su adversario, al que le resultó imposible generar peligro por las bandas y solo pudo hacerlo cuando logró filtrarse por el medio.

Con el paso de los minutos Nacional agregó a su intensidad momentos de buen juego.  Salvo Barcia, de mala noche, el resto se mostró participativo. López corría por el medio o se volcaba sobre la izquierda para meter la diagonal, Ramírez lastimaba a velocidad y Fernández arrancaba de atrás con buen panorama. El principal problema del Tricolor era que carecía de elaboración de juego en el medio y los delanteros debían resolverlo por su propia cuenta.

En medio del frenético ritmo de la etapa inicial Nacional tuvo algunas chances de abrir el marcador que no se concretaron.

En el segundo tiempo el juego decayó. El desgastante esfuerzo físico de la primera parte dejó secuelas en los dos equipos. Costó mucho más tirar presión alta, generar las transiciones, salir con decisión al ataque.

En ese contexto Nacional fue quien más quiso a pesar del cansancio. Un par de acciones de sus zagueros, que tomaron el balón y fueron al ataque, generaron situaciones de gol para el equipo de Munúa. Sin embargo ya estaba apagado López, menos imprevisible Ramírez, entreverado Fernández, igual de negado Barcia.

Con el paso de los minutos los dos se fueron conformando con la realidad que ofrecía el partido y a valorar mucho más lo conseguido hasta allí que lo que eventualmente podían llegar a conseguir. Ninguno estuvo dispuesto a asumir riesgos que pudieran costar demasiado caro y se citaron para dentro de una semana.