“Lo que tenía el Peyote es esa energía extrema, lo que creo que también fue, en parte, la causa de nuestra disolución. No se puede estar en El Peyote Asesino por mucho tiempo porque es un tipo de energía fuerte. Para nosotros mismos, en este proceso de preparar este show, es muy demandante”, dijo en No toquen nada Juan Campodónico, guitarrista de El Peyote Asesino, que además es parte de Bajofondo y Campo.
El Peyote prepara una doble presentación en el Teatro de Verano, actuando por primera vez desde 2009, cuando estuvieron en ese mismo escenario, además de en el Pilsen Rock.
Para ello, ensayan a diario desde hace dos semanas, con la particularidad de que lo hacen por las mañanas, “una rareza para las bandas de rock”, según Campodónico.
El regreso a los escenarios de la banda disuelta en 1999 se empezó a cocinar durante un concierto de La Vela Puerca en el Luna Park de Buenos Aires, en 2015. Fernando Santullo, vocalista de El Peyote Asesino y Pepe Canedo, baterista del grupo y de La Vela Puerca, se reunieron esa noche y “con la clásica adrenalina post-show”, según confesó Santullo, planearon un segundo retorno de la banda.
“Para nosotros representa reencontrarnos con ese momento en el que hicimos esa música, que fue hace mucho tiempo, pero fueron canciones que no tocamos demasiado en vivo. Lo hicimos cuando salió el CD ‘Terraja’ en 1999, hubo cinco o seis shows y nos disolvimos. Nunca más tocamos esa música hasta el 2009. Para nosotros es algo nuevo. La relación con la música del Peyote está bastante fresca para nosotros”, contó Campodónico.
Más de 15 años después de la disolución, los miembros de El Peyote Asesino entienden que al grupo le sucedieron muchas cosas muy rápido, algunas de las cuales no estaban bajo su control, según dijo Santullo en No toquen nada.
“Nos íbamos planteando metas y metas, y todo ese proceso también nos fue agotando en la dinámica interna. En un momento, parar fue hasta sano para nuestras cabezas. El proceso había sido tan cansador que lo mejor fue parar la pelota”, confesó el vocalista, que hoy en día encabeza su proyecto llamado Santullo.
Campodónico remarcó que “fue demasiado para inexperientes veinteañeros” y que el éxito les llegó en un momento en el que estaban “un poco frágiles emocionalmente”.
El Peyote de hoy
Para ponerse a punto para la doble presentación, Santullo explicó que le han “metido lija” a varias canciones del primer disco de la banda “para quietar cosas que escuchamos hoy en día y suenan muy de aquel entonces”. Dijo que siempre que se juntan “parte del proceso consiste en aggiornar y sacar cosas”, y mencionó un ejemplo: “cambiar de tiempo cuatro veces en ocho compases no está bueno”.
Lo que también se ha renovado es el público de la banda, algo que ya pudieron observar en 2009 en su primer regreso. “En el Pilsen Rock había mucha gente joven que, por edad, no podía haber visto nada de El Peyote, lo estaba viendo por primera vez en ese momento”, recordó Santullo; y agregó que el baterista con el que está tocando actualmente en su banda, Gastón Lorenzo, tiene 19 años, y va a ser la primera vez que vea al grupo en vivo.
Pero el tiempo también pasa para los miembros de la banda, que han aprendido a dosificarse, según dijeron. Santullo dijo que cuando comenzaron, “en los primeros ensayos estaba convencido de que el rock era dejar los ‘bofes’ desde el momento cero, entonces terminaba el ensayo afónico” y ahora ha aprendido a cuidarse para llegar de la mejor manera al show.
De todas formas, aclaró que esa dosificación “no quiere decir que suene más suavecito”, sino todo lo contrario, según han percibido los miembros en los ensayos.
A pesar de todo, El Peyote Asesino promete presentarse con la misma energía de siempre, algo a lo que los obliga el baterista Pepe Canedo. “Tener un batero como Pepe te obliga a intentar hacer las cosas para escucharte por arriba de lo que está tocando él”, dijo Santullo.
El guitarrista, por su parte, expresó que “la parte rítmica y la batería son uno de los leitmotiv más fuertes dentro de la música del grupo”.
“Lo ves tocando en La Vela y va haciendo molde para que se escuche una canción donde la narrativa pasa más por la letra. El Peyote es un montón de efectos anímicos, rítmicos y sonoros conectados uno atrás del otro. Es una música muy particular. Combina cosas a veces incombinables y el rol de Pepe es central”, añadió.
Santullo también contó que con los años “todo el mundo toca mejor y hace un poquito mejor todo”, lo que ayuda al sonido y a los tiempos de la banda. Campodónico corroboró este aspecto, diciendo: “a mi había partes que me costaba horrible tocar y solamente con el paso del tiempo no me resultan tan difíciles”.
Otro aspecto que entienden que ayuda a la banda hoy en día es que todos tienen otros proyectos, y que en su momento El Peyote Asesino era el centro del mundo para cada uno de ellos. “Es sano. Tiene algo que está bueno que es disfrutar lo que está ocurriendo, pasarla bien en el ensayo, hacer buenos shows y no estar pensando en lo que vas a hacer dentro de ocho meses”, comentó Santullo.
Campodónico añadió que no tienen “grandes expectativas respecto al Peyote salvo hacer un par de conciertos lindos”, reencontrarse con esa música, ver cómo hacerla sonar, qué nuevo cover hacer, “disfrutar del momento y no enloquecer”.
Rock vs hip-hop y, en el medio, El Peyote
Los músicos recordaron la tensión que existía en los 90 entre partidarios del rock y del hip-hop, y de cada uno de estos bandos con El Peyote Asesino por cruzar las barreras de ambos géneros y, a su vez, fusionarlos con otros.
“La tensión de El Peyote era más bien con el rock, que estaba establecido en ese momento, porque veníamos con algo nuevo dentro de ese universo porque teníamos el hip-hop. Me acuerdo que había gente que me decía ‘che echen al rapero, traigan a alguien que cante bien’, ese tipo de cosas. Un sonidista que tuvimos me dijo en un momento: ‘no sé si canta bien pero, ¡qué bien se para en el escenario!’”, recordó Campodónico entre risas acerca de la primera época del grupo.
Santullo dijo que la banda estaba “en una nube” y no estaban pendientes de ningún tipo de disputa. Incluso, recordó que tenían contacto con las bandas que compartían escenario por aquel entonces, como Plátano Macho, Abuela Coca y Chopper.
De todas formas, indicó que el hip-hop “era visto con sospecha desde el rock”.
“El pensamiento era: si sos rockero, qué haces rapeando; y si están rapeando, qué hacen con las guitarras. Porque también los hiphoperos te miraban medio torcido, porque nuestra música sonaba a rock, entonces también era una traición al hip-hop”, relató el vocalista.
Además, Campodónico contó que la banda terminó grabando el disco “Terraja” en el mismo estudio en el que lo hacían los raperos de Los Ángeles.
“Estaba viendo la película ‘Straight outta Compton’, y en un momento estaban en la etapa de Death Row Records, grabando el primer disco de Snoop Dogg, Tupac Shakur y Dr. Dre y salen en Can-Am Studios. Ahí dije: ‘acá es donde se pelean y al mes siguiente entra El Peyote Asesino a grabar su disco ahí’”, contó Campodónico, entre risas.
El Peyote Asesino se presentará este jueves 12 y viernes 13 de mayo a las 21:00 en el Teatro de Verano. Las entradas están a la venta en Red Uts a un costo de 600 pesos la platea alta y 760 pesos la platea baja. El show del jueves 12 está agotado.