Malcorra, la argentina que busca desideologizar la diplomacia y conducir la ONU

La canciller argentina Susana Malcorra, postulada por el presidente Mauricio Macri para ser la primera mujer al frente de la ONU, es una diplomática pragmática que no gusta de mirar atrás y que prometió 'desideologizar' la política exterior del país sudamericano.

Actualizado: 21 de mayo de 2016 —  Por: Redacción 180

Malcorra, la argentina que busca desideologizar la diplomacia y conducir la ONU

Susana Malcorra (KIRILL KUDRYAVTSEV / AFP)

"Soy de mirar para adelante, no hago 'reconstruccionismo' de la vida", dijo en una entrevista reciente con el tono grave, pausado y sereno que los argentinos aprendieron a conocer desde que asumió como canciller del gobierno de Macri.

Malcorra, de 61 años, prometió emprender lo que llamó una 'desideologización' de Argentina en sus relaciones con el mundo.

"Creo que las ideologías existen, pero que los vínculos tienen que estar conducidos por otros ejes, por el interés que va más allá de las ideologías. Estamos abiertos a hablar con todos, sobre la base de que hay que empezar a hablar por lo que nos une y no por lo que nos separa", dijo la actual canciller ante el Senado.

Ingeniería diplomática

Oriunda de la ciudad de Rosario, la canciller fue una de las primeras mujeres graduadas en ingeniería electrónica en la estatal Universidad de esa ciudad, de la provincia de Santa Fe.

"Yo soy ingeniera, de formación no tengo nada formal" sobre política internacional y diplomacia, admite Malcorra, casada y madre de un hijo.

Para ella "la diplomacia es el arte de vincularse con todos" aunque pone reservas respecto a "ciertos principios básicos, como el de los derechos humanos, que puede generar una división" a la hora del diálogo.

Cultivadora de las relaciones personales, cree que el carisma es un arma fundamental de la diplomacia para generar vínculos.

"Creo mucho en la empatía. La relación entre las personas, es lo que hace la diferencia", sostiene.

De gerenta a la ONU

Antes de dedicarse de lleno al mundo de la diplomacia, Malcorra se desempeñó en el ámbito privado donde ocupó cargos gerenciales en la multinacional IBM entre 1979 y 1993 y luego en Telecom Argentina hasta 2002.

Luego de la crisis social por la hecatombe financiera de 2001 en Argentina, Malcorra emprendió una carrera de 12 años en Naciones Unidas, donde ejerció como directora de Operaciones en Roma del Programa Mundial de Alimentos de 2004 a 2008.

Después como secretaria general adjunta del Departamento de Apoyo a las Actividades en el Terreno hasta 2012 y finalmente como jefa de gabinete de Ban Ki-moon hasta finales de 2015, cuando acudió a la convocatoria de Macri para ocupar la cancillería.

De bajo perfil, cultiva un estilo alejado de toda ostentación y el mismo sello lleva a su cargo.

"No hay que 'creérsela', no arrogarse ser el país, el canciller es un portador de la política de Estado", afirma.

Tampoco 'se la cree' respecto a un futuro al frente de la ONU.

"Por tradición hay un principio de rotación geográfica y Europa del Este nunca tuvo secretario general, hay siete candidatos de esa región", explica sobre sus posibilidades.

Aunque sabe que ser mujer puede inclinar la balanza.

"Hay también una fuerte presión para que sea una mujer" la que suceda a Ban Ki-moon, admite.

De todos modos sabe que el camino será largo. La elección "es un proceso complejo que recién terminará en octubre" de este año, estima.

Malcorra viene de realizar dos giras internacionales en las que recorrió 15 países en un mes, derrotero que la prensa local emparenta con el deseo de fortalecer un camino que la lleve a la cima de la ONU en diciembre, cuando termine el mandato de Ban Ki-moon.

(AFP)