Escritor de autobiografía de Trump dijo “le puse lápiz labial a un cerdo”

Tony Schwartz, que hizo de “escritor fantasma” en la autobiografía de Donald Trump, “The art of the deal”, dio una entrevista a The New Yorker en la que dijo que se arrepentía de haber ayudado a promover la figura de Trump como magnate exitoso. Dijo que si tuviera que escribirlo de nuevo, lo titularía “El sociópata” y que el candidato tiene una necesidad de atención “completamente compulsiva”.

Actualizado: 21 de julio de 2016 —  Por: Redacción 180

Escritor de autobiografía de Trump dijo “le puse lápiz labial a un cerdo”

Tony Schwartz y Donald Trump (AFP)

“Siento un profundo remordimiento por haber ayudado a presentar a Trump en una forma que le trajo mayor atención del público y lo hizo más atractivo de lo que es”, dijo a The New Yorker Tony Schwartz, co-autor de “The art of the deal” (El arte del negocio), la autobiografía de Donald Trump publicada en 1987.

Schwartz fue el verdadero escritor de la obra, de la que Trump no redactó ni una palabra, según explicó. El autor lo hizo bajo la modalidad de “escritor fantasma”, es decir sin llevarse la totalidad del crédito por su trabajo, en el que aparece como co-autor.

Durante su presentación como candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, Donald Trump dijo que el país “necesita un líder que haya escrito ‘El arte del negocio’”. El autor respondió en su Twitter que agradecía que Trump sugiriera que él debía postularse porque era el verdadero responsable del libro.

El artículo recuerda que la obra hizo conocido a Trump más allá del ambiente de los negocios de Nueva York y lo transformó en un emblema del empresario exitoso. “The art of the deal” estuvo 48 semanas en la lista de los mejores vendidos de The New York Times. Un antiguo editor de Schwartz dijo “Tony creó a Trump, es el Dr. Frankenstein”.

Schwartz contó que padeció la campaña electoral y que desde su comienzo sintió que debía contar lo que sabía sobre Trump, porque creía conocerlo mejor que nadie, por fuera de su familia y allegados. Si el republicano es electo, no se lo perdonaría a sí mismo, confesó.

“Le puse lápiz labial a un cerdo”, dijo Schwartz sobre la promoción que realizó del empresario. Además, dijo estar convencido de que “si Trump gana y consigue los códigos nucleares, hay una excelente posibilidad de que nos lleve al fin de la civilización”.

Sobre su obra, comentó que si lo tuviera que escribir de nuevo, hoy en día, lo titularía “El sociópata”.

“Obsesionado con la publicidad”

Schwartz era un periodista que escribía en diversas revistas durante los 80 y ya había hecho un artículo sobre Trump en 1985. En dicho texto, no lo retrataba como un brillante magnate sino como “un torpe matón que no había podido desahuciar a inquilinos de un edificio que había comprado” en Nueva York. Trump había adquirido el inmueble y planeaba llevar indigentes a vivir allí para acosar a los inquilinos.

La tapa del artículo lo mostraba con una apariencia desagradable, sin afeitar y con el rostro brillante de sudor. Sin embargo, según relata The New Yorker, a Trump le encantó la nota y la colgó en su oficina, fascinado porque “todo el mundo la había leído”.

“Trump no seguía ningún modelo de ser humano que había conocido. Estaba obsesionado con la publicidad y no le importaba qué escribieras sobre él”, dijo el escritor.

En una posterior entrevista para Playboy, Trump le contó que había firmado un contrato para escribir su autobiografía, por lo que el periodista le recomendó que la titulara “The art of the deal”. Al magnate le encantó y le ofreció que fuera el escritor. Aunque sabía que se alejaba del periodismo, los apuros económicos que tenía en la época lo llevaron a aceptar, aunque bajo la condición de recibir la mitad del adelanto de 500.000 dólares y la mitad de las regalías. Trump aceptó.

La “hipérbole veraz”

Durante las entrevistas para el libro, Schwartz descubrió que Trump “no tiene capacidad de atención”. Odiaba estar sentado durante la serie de entrevistas, y se mostraba impaciente e irritable, “como un prescolar que no puede estar sentado en el salón de clase”, según el autor.

Esa falta de atención lo ha dejado con “un alarmante nivel de conocimientos superficiales y simple ignorancia”, según Schwartz, que dijo que dudaba mucho de que hubiera leído un libro entero toda su vida adulta.

 Ante la negativa de Trump a dejarse entrevistar, el autor cambió de estrategia y pasó a seguirlo todo el día e incluso escuchar sus conversaciones telefónicas, con el consentimiento del empresario.

Schwartz descubrió que Trump “jugaba con la gente”, los halagaba o intimidaba pero siempre de forma calculada. Dijo que terminaba cada llamada diciéndole a su interlocutor: “¡sos el mejor!” y que nunca hubo una llamada demasiado privada como para que el escritor escuchara.

“Mentir es su segunda naturaleza”, comentó el autor. “Más que nadie que he conocido, Trump tiene la habilidad de convencerse a sí mismo que lo que está diciendo es verdad, parcialmente verdad, o debería ser verdad”, agregó.

El escritor confeccionó un eufemismo que colocó en el libro, el cual describía la forma de actuar de Trump: “hipérbole veraz”, algo así como “una forma inocente de exageración y una forma efectiva de promoción”. Hoy en día, Schwartz entiende el concepto “es una contradicción, una forma de decir ‘es mentira pero, ¿a quién le importa?’”.

Sobre la postulación de Trump al sillón presidencial, el autor dijo que la necesidad de atención del empresario es “completamente compulsiva” y que luego de pasar años en los tabloides, “lo único que le quedaba era postularse como presidente”.

“Si pudiera postularse a emperador del mundo, lo haría”, agregó el escritor.

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