Cuando todos esperaban que Cornelissen realizara la prueba, la holandesa saltó de su caballo, saludó y se despidió.
"Con tal de protegerlo, decidí renunciar… Mi compañero, mi amigo, el caballo que lo ha dado todo por mí toda su vida no se merece que lo ponga en peligro…", explicó la atleta en Facebook, según publicó El Huffington Post.
La atleta ganadora de una medalla de bronce y otra de plata en Londres 2012 tenía la decisión tomada de no competir porque su caballo tenía problemas de salud, pero como en los últimos días se había recuperado cambió de opinión.
Sin embargo minutos antes de iniciar la prueba notó que había levantado temperatura y decidió no arriesgar a su amigo.
La jinete compartió en redes sociales su postura en un emocionante mensaje:
"Había decidido que no iba a competir, pero ahora la temperatura había vuelto a lo normal, [el caballo] estaba comiendo y bebiendo bien, yo tampoco quería decepcionar al equipo. En el fondo de mi mente sabía que no teníamos posibilidades: ¿Qué podía hacer?
Dormí en los establos, comprobé cada hora como estaba Parzi, no iba a dejarlo solo. Mi amigo, mi amigo, el caballo que me ha dado toda su vida no se merecía esto.
Después de debatir con varios veterinarios sobre el estado de salud del caballo, se le dio luz verde para competir.
Decidimos darle la oportunidad. La fiebre había bajado y creímos que los tóxicos estaban fuera de su sistema. Todavía tenía un poco de hinchazón en la mandíbula, pero parecía que iba a menos.
Después del doble control con los veterinarios, la conclusión fue que el caballo había sido mordido por un insecto, araña o algún tipo de animal que produce sustancias tóxicas. El caballo contrajo fiebre y tenía la cabeza hinchada el día antes del evento. Le dieron líquidos, le hicieron pruebas de sangre y pasó por los Rayos-X. Finalmente su temperatura bajó y la hinchazón disminuyó".