Bermúdez dijo a No toquen nada que el atleta debe llegar al máximo en el momento del salto y tomar en cuenta aspectos como el ángulo del salto, que no puede ser muy bajo ni muy alto.
Añadió que Lasa cuenta con un aspecto “atípico” que es su altura pero que el uruguayo hace un esfuerzo mayor que el resto y logra compensarlo. Lasa, que mide 1,80 metros, fue el segundo competidor más bajo entre los 12 finalistas de salto largo masculino, solo por encima del australiano Fabrice Lapierre, que saltó 7.87 metros y tuvo dos saltos nulos.
“La altura de él con respecto al resto es bastante diferente, no es común encontrar saltadores que sean bajos, más bien son altos por la relación relativa desde donde se impulsa la persona con respecto a su centro de masa. Si pudiéramos calcular un valor relativo con respecto de donde él saltó, probablemente hace muchísimo más esfuerzo para llegar a donde llegó con respecto a los otros que le ganaron. Tiene una desventaja física de entrada con respecto a su altura que evidentemente compensa con otros aspectos, por los resultados que logra”, comentó Bermúdez.
Por su parte, Emiliano Lasa dio su versión en No toquen nada, diciendo que “lo que importa es la altura del centro de masa, es decir, la altura de las piernas, que en mi caso son bastante largas. Podés tener una persona que mida 1,85 o 1,90 y tenga las piernas como yo, o más cortas”.
Lasa dijo que los saltadores no tienen por qué ser altos y que uno de sus favoritos, el cubano Iván Pedroso, mide 1,75 metros y “fue de las personas que saltaron más constantemente sobre los 8,50 metros e hizo un récord mundial que no se lo validaron”.