Wanderers y Nacho González aleccionan a Peñarol

Wanderers derrotó 1 a 0 a Peñarol con una soberbia actuación colectiva y un sensacional Nacho González. Ante el primer rival que se decidió a atacar, el equipo de Da Silva dio pena.

Actualizado: 10 de setiembre de 2016 —  Por: Diego Muñoz

Wanderers y Nacho González aleccionan a Peñarol

Nicolás Celaya / adhocFotos

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A Wanderers poco le importa quién sea el rival. Tiene un plan de juego definido, inalterable, que trata de ejecutar en cualquier circunstancia. Ni siquiera importa que se le hayan ido sus mejores futbolistas, se reinventa y mira hacia delante. Así encaró la temporada y gracias a esa postura es el único equipo uruguayo en la Sudamericana.

Peñarol es la cara opuesta. Juega a lo que salga, sin un estilo, con un técnico que luce desorientado y no consigue poner en cancha un equipo a pesar de haber sumado nombres y más nombres en el período de pases. A esta altura la hinchada ya dio su veredicto sobre Da Silva.

Entre esas dos realidades prevaleció la lógica, se impuso Wanderers, con un sensacional González como guía. Nacho volvió y el fútbol lo agradece. Fue el mejor jugador de la tarde y anotó el gol del triunfo.

No es fiable el Carbonero en ningún rubro del juego. Para atacar depende de impulsos individuales y para defender de que los rivales no se le animen. Hasta ahora ni Sportivo Luqueño, ni Liverpool, ni Fénix, habían atacado a Peñarol. Fue Wanderers el primero que lo hizo y demostró cuán vulnerable es.

El partido lo dominó el Bohemio durante 80 minutos y si recién lo ganó sobre el final fue porque Rodrigo Rivero tuvo una tarde errática en la definición. Porque a los 50 segundos ya había generado la primera llegada clara contra el arco de Guruceaga.

Desde el inicio Wanderers hizo el juego que quiso, marcó las pautas del partido. La claridad de González y la velocidad por los extremos generaron una supremacía abrumadora. A Nacho se le acercaban Sergio Blanco y Matías Santos mientras que por los extremos Rivero conectaba con Martín Rivas y Manuel Santos con Mauricio Gómez.

A Peñarol no le salía nada. Apagado Hernán Novick, negado Nicolás Dibble, alejado Gastón Rodríguez, lucía raquítico en ataque. Desbordados los laterales, sobrepasados los volantes, apenas lo salvaba la mala definición de su oponente.

En toda la primera parte Peñarol llegó al arco de Burián con dos tiros libre. En el resto ni se acercó. El principal problema era que el equipo no conseguía la pelota y cuando lo hacía no había conexión entre los futbolistas.

Sin embargo, en el descanso, Da Silva sacó a Novick y puso a Naithan Nández. El entrenador buscó sorprender con Nández por derecha, Ángel Rodríguez se adelantó un poco más en el campo y tanto Rodríguez como Dibble quedaron por detrás de un perdido Junior Arias.

Fueron 10 minutos donde Peñarol equilibró el juego y logró acercarse al arco de Burián. Pero bastó que el técnico Gastón Machado pusiera a Adrián Colombino por Blanco para que otra vez Wanderers recuperara el medio de la cancha y el control del juego.

Con presión alta, juego asociado, desborde por las puntas, dejo en evidencia a Peñarol. Desde los pies de González llegaron tres situaciones para anotar, la más clara la falló Rivero de forma inconcebible. Entonces Nacho se cansó y tras desairar a Perg, sacó un tiro que pegó en Quintana y venció a Guruceaga.

Pocas veces un premio tan merecido. Porque Wanderers dio una lección de juego colectivo y Nacho González una clase de fútbol.