Popular entre sus compatriotas, que lo llaman simplemente por su nombre, 'Jens' escapó a la "maldición de la riqueza petrolera", que ha contribuido a la caída de todos los gobiernos salientes desde que Noruega empezó a invertir sus beneficios petroleros en un fondo soberano, en 1996.
Desafiando las leyes del desgaste del poder, su partido mejoró incluso sus resultados con respecto a las anteriores legislativas, obteniendo 64 escaños de los 169 del Parlamento, cuando había obtenido 61 en 2005. Un logro que le permitió salvar la mayoría de la coalición de izquierda en el Parlamento.
Nacido el 16 de marzo de 1959, de padre diplomático y luego ministro y de madre secretaria de Estado, Stoltenberg consagró gran parte de su vida a la política. Próximo a los grupos maoístas en su adolescencia, participó en manifestaciones contra la guerra de Vietnam frente a la embajada norteamericana en Oslo. Diplomado de economía, trabajó sucesivamente como periodista, experto en estadística y profesor, antes de entrar en el Parlamento en 1991.
Fue ministro de Energía y de Finanzas y, en 2000, se convirtió, a los 41 años, en el más joven jefe de gobierno de la historia de Noruega, cargo en el que se mantuvo 18 meses. Volvió al poder en 2005 al frente de una coalición con la Izquierda Socialista y el Partido Centrista, una primicia para los laboristas, partido tradicionalmente dominante en la política noruega.
"Jens Stoltenberg es un hombre encantador. Y necesita todo su encanto para ocultar los errores de la política laborista", dice de él uno de sus principales opositores, el líder de la derecha populista, Siv Jensen. Stoltenberg puede jactarse, empero, de haber dirigido el país a través de la crisis económica sin que sufriera sus efectos.
"Le gusta ese puesto porque es el mejor lugar para combinar sus conocimientos de economía y sus convicciones políticas", declaró a la AFP su esposa, Ingrid Schulerud, con la que tiene dos hijos. Defensor de la justicia social y del empleo, Stoltenberg convenció a los electores que resistieron al canto de sirenas de la reducción de impuestos prometida por la derecha. "Ahora se trata de renovar y de mejorar el estado de bienestar en Noruega", declaró el lunes por la noche, tras su victoria en las elecciones.