La interrogante persiste y cada aniversario de su natalicio es motivo de nuevas publicaciones que buscan ponerle cara al prócer uruguayo. Sin embargo, la aventura no es nueva. Desde 1923 hay registros de esta preocupación.
En ese entonces, el director del Museo Histórico Nacional, Telmo Manacorda, escribió: “Es común y frecuente en el diario servicio del Archivo y Museo Histórico Nacional a mi cargo, la interrogación del visitante que busca el retrato verdadero de Artigas. Las oficinas administrativas, las instituciones patrióticas, las escuelas públicas de la nación, tienen cada una, una efigie del Precursor esencialmente distinta”.
En su declaración, que hoy se exhibe en la exposición “Un simple ciudadano, José Artigas” del Museo Histórico Nacional, Manacorda detalla diferentes caracterizaciones: “Ya es viejo sexagenario cargado de entorchados de general que nunca usó, como en el cuadro de Maraschino; ya es joven y apuesto, en la edad triunfal de Las Piedras y Montevideo, como en el óleo de Juan Manuel Blanes; ya tiene el perfil aquilino del croquis de Bonpland, en el Paraguay; ya está en la Meseta, quieto y fuerte y soñando, sobre su caballo criollo, como en el cuadro de Herrera”.
A esta variedad que confunde hay que sumar las interpretaciones. Varias creaciones fueron realizadas con sesgos, dado que no tenían la intención de mostrar a Artigas tal cual era, sino de construir un personaje que se corresponda con la personalidad del prócer uruguayo. Entre las obras intencionadas se destaca el retrato del francés Alfred Demersay. Su condición de "único realizado en vida de Artigas" le otorgó un manto de veracidad que los especialistas insisten en relativizar.
La doctora en Historia del Arte Laura Malosetti explicó a No toquen nada que Demersay era un médico que lo retrató como parte de una obra más grande y acompañado de un análisis en el que intentaba mostrarlo como un delincuente. “Demersay tuvo una actitud sumamente interesada respecto de la historia de la región y las posibilidades de explotación económica del Paraguay (...) e hizo este retrato de Artigas explicado, en el que dice ‘este es el perfil de uno de los peores delincuentes, mucho peor que Gaspar Rodríguez de Francia (el líder ideológico y político más importante de la época en Paraguay), porque ni siquiera tiene ideas políticas'. Demersay era un frenólogo, un naturalista convencido de que las caras reflejaban la psicología del personaje, entonces hizo un retrato muy intencionado -de un hombre muy anciano y sin dientes-, pero no se trata de una verdad pura ni es más verdadera que otras obras”, dijo Malosetti.
A su vez, el retrato tenía un texto adicional que explicaba la obra, aunque también fue descartado a la hora del análisis en Uruguay. La licenciada en Historia y magíster en Estudios Latinoamericanos Ariadna Islas, dijo a No toquen nada que “Demersay retrata a Artigas en un contexto historiográfico e histórico particular, como la peor clase de los bandidos, la de aquellos que encubren sus peores crímenes con la política. Ofrece la idea de un un delincuente, un bárbaro que utilizaba y conducía a las personas a la anarquía. Cuando esa litografía llega a Uruguay es leída de una forma diferente. Los que estaban trabajando en el proceso de recuperar la imagen de Artigas como el héroe fundador tomaron esa litografía como un hallazgo, como el encuentro de la primera imagen tomada en vida de Artigas, entonces recortaron el cuadro. En el Uruguay, lo que había dicho y escrito Demersay no importaba. La imagen fue usada como una imagen positiva. La primera y única que se tenía”.
Este retrato también fue utilizado como insumo por el retratista forense estadounidense Stephen Mancusi, que realizó uno de los retratos más recientes de Artigas, combinando retratos pasados, relatos y técnicas de su especialidad.
Casi 100 años después de que Manacorda solicitara a las autoridades la definición de una única imagen para Artigas, su observación sigue vigente: “Ante la diversidad de visión y de técnica, el criterio histórico se pierde, la fantasía malogra la realidad, el héroe verdadero se convierte en legendario, y lo peor de todo, sin que la imaginación popular pueda grabarse una figura completa, que le dé una exacta y definitiva efigie al Padre de la Patria”.