Facultad de Ciencias y ley de riego: no los llamó ni la “bancada verde”

Los investigadores de la Sección Limnología, del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales Facultad de Ciencias no fueron consultados por la Dinama ni por el Senado respecto al proyecto de ley de riego que fue votado por unanimidad en la Cámara Alta hace dos semanas.

Actualizado: 19 de julio de 2017 —  Por: Redacción 180

Facultad de Ciencias y ley de riego: no los llamó ni la “bancada verde”

Riego en un campo de Rivera (Adhoc ©Ricardo Antúnez)

Así lo confirmó esta mañana a No toquen nada Luis Aubriot, ecólogo especializado en limnología.

“No tuvimos ningún intercambio a nivel parlamentario. Nos llamó mucho la atención el silencio que hubo. Nosotros tenemos una comunicación muy fluida con la Dinama, inclusive hemos sido invitados por el Senado a hablar del diagnóstico ambiental pero en este caso hubo silencio hasta que tomamos conocimiento de esta aprobación en el Senado”, dijo Aubriot.

Durante el debate de la ley en el Senado, Constanza Moreira se autodenominó como la "bancada verde" al hacer varias advertencias respecton al texto del proyecto de ley.

El proyecto de ley establece incentivos para la construcción de embalses en los cursos de agua y da el marco para la gestión del agua para riego de cultivos (sobre todo de verano: maíz y soja).

Sin embargo, según Aubriot, el proyecto no establece requisitos mínimos como estudio de impacto ambiental previo obligarorio.

Según el especialista en limnología, especialización que estudia los ecosistemas de agua dulce, la visión que impulsa el proyecto desde el Ministerio de Ganadería es hiperproductivista.

“Una visión hiperproductivista que no tiene en cuenta el ciclo hidrológico del agua a nivel de la biósfera. Es pensar que esa agua se pierde, que no cumple ninguna función. Nosotros donde más vemos verde, donde más vemos biota es cerca de los cursos de agua, en nuestro montes nativos y humedales. Cumple una misión muy importante esa agua de escurrimiento porque los sistemas también cumplen una función en la depuración del agua. Esa agua que se escurre va siendo depurada y utilizada no solo por los organismos y los ciudadanos que viven aguas abajo”, afirmó.

Aubriot explicó esta mañana que la hipótesis principal sobre los problemas de mal olor y sabor del agua potable que se extrae del Río Santa Lucía que se dieron en 2013 es que la causa central fueron los embalses ya existentes en la cuenca. El especialista explicó por qué el aumento de embalses puede significar un problema para la calidad del agua

“Pudimos hacer un paneo como de situación de la calidad del agua a nivel país y ha sido bastante preocupante. Lo que nos dio es que los cursos de agua pueden sostener condiciones de mala calidad sin generar síntomas más negativos de los que ya tienen. Una vez que esas aguas se embalsan amplifican los aspectos negativos generando el crecimiento masivo de miroalgas y cianobacterias, que muchas de ellas pueden ser tóxicas”, explicó.

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