Una costumbre

Nacional derrotó 1 a 0 a Peñarol con gol de Sebastián Rodríguez. El resultado alarga la racha Tricolor en clásicos ante un rival con pésimo rendimiento colectivo y mal gestionado por su entrenador.

Actualizado: 14 de agosto de 2017 —  Por: Diego Muñoz

Una costumbre

El festejo de Nacional tras ganarle a Peñarol (Adhoc ©Nicolás Celaya)

Hace más de tres años, desde abril del 2014, que Nacional no sabe lo que es perder el clásico. Y este lunes sumó otro más a la racha. El Tricolor podrá perder en la Libertadores, quedarse sin su gran objetivo, pero por estas épocas es superior a Peñarol. Y lo aprovecha. Entra a la cancha con el pecho erguido y sus jugadores se sienten cómodos con la camiseta aurinegra enfrente.

La victoria sirve además para recuperar la confianza luego de la derrota ante Botafogo y previo al inicio del Clausura.

Peñarol es un alma en pena. Obligado a ganar el Clausura como única vía para definir el torneo, carga con una pesada mochila que parece no saber como sobrellevar. Ya no debería estar en discusión que el problema no está solo en el entrenador, que el club vive en un clima irrespirable que se traslada al campo.

En año electoral el presidente fue a buscar refuerzos con recorrido internacional pero dejó escapar por una suma demasiado baja a Nahitan Nández, su capitán y líder. Los jugadores del plantel no conectan en el campo, el juego es lento y previsible y el técnico, Leo Ramos, armó mal el equipo y administró peor los cambios.  

Es tan cierto que el juez no cobró dos penales a favor de Peñarol como que el equipo mantiene los peores vicios del Apertura.

Mientras Nacional mantiene la base Peñarol vive en un estado de nervios que lo lleva a cambiar medio equipo entre un torneo y otro.

Los primeros 15 minutos fueron parejos y ahí el Carbonero generó una buena situación que Esteban Conde atajó.

Pero luego de ese lapso, Nacional impuso las condiciones del partido. Con presencia en el medio, generó buenos circuitos de juego y se acercó al área rival por los extremos y en centro. Los volantes se adelantaron y los delanteros fueron inteligentes para jugar de espaldas al arco.

Ramos falló en la conformación del mediocampo. Fue un desatino juntar a Ángel Rodríguez, Walter Gargano y Guzmán Pereira porque el equipo no tuvo juego asociado, Maxi Rodríguez quedó lejos de la pelota y Diego Rossi debió generarse las situaciones sin esperar nada de sus compañeros.

A los 27 minutos Rodríguez controló en el medio, hizo una pared con Rodrigo Aguirre y sacó un tremendo remate en la entrada del área que se metió en el ángulo.

El error inicial de armar un equipo rústico en el medio, Ramos buscó corregirlo con la salida de Ángel Rodríguez y el ingreso de Alex Silva.

En el segundo tiempo el partido se niveló hacia abajo. Con Cebolla Rodríguez por un extremo y Matías Corujo por el otro Peñarol buscó por las bandas. Ramos precisaba juego para subir con la pelota y puso a Lucas Cavallini. El contrasentido conspiró contra la idea. Más tarde colocó a Gastón Rodríguez, que casi no la tocó.

Con oficio y al influjo de Diego Polenta el Tricolor se afirmó atrás. Ni siquiera la correcta expulsión de Rogel alteró los planes. Ingresó Rafa García y la estructura se mantuvo. La defensa férrea y los volantes cerca de los centrales protegieron a Conde, que respondió cuando lo necesitaron.

Así, Nacional le volvió a ganar a Peñarol, extendió la racha positiva y dejó tanto a su rival como a su técnico con más incertezas de las que ya tenían.