180 estuvo en una de las reuniones que se realizan cada dos semanas entre el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medioambiente, representantes de Mundo Afro, y la Intendencia Municipal de Montevideo -y otros actores-, para trabajar en el proyecto de construcción de soluciones habitacionales en el barrio Ansina.
Para Gabriela Sainz, vicepresidenta de la cooperativa Ufama Palermo (Unidad de Familiares Mundo Afro), “hay algo que tiene que quedar bien claro, (el desalojo) fue meramente racial para destruir y desestabilizar un lugar donde había cultura. La gente que vivía ahí era trabajadora, pagaba su alquiler”, afirmó. Según ella, no los sacaron del lugar por malos pagadores o porque fuera un barrio de mala gente, “sino porque era una concentración de gente afrodescendiente, un barrio de negros”, añadió.
Néstor Silva, coordinador de la unidad temática municipal por los derechos de los afrodescendientes, explicó que esas personas fueron sacadas de las casas que alquilaban por la dictadura (entre 1978 y 1979) pero que era un proyecto de los gobiernos anteriores a ella, que querían “elevar el nivel inmobiliario y social de la franja costera de Montevideo, fundamentalmente el barrio Sur. Para una zona de esas características molestaban los negros con sus tambores”.
Entonces, dijo, “desarticularon primero el conventillo Gaboto, en donde hoy está el cuartel de la Guardia Metropolitana y no les dieron alternativas”. Después desalojaron el conventillo Mediomundo, Ansina y el conventillo Porcille.
Para Néstor, lo más indignante es que, luego de volver a la democracia, “recién 30 años después se empezó a hacer algo”.
“La gente de Barrio Sur fue llevada, y esto asumo yo la responsabilidad de lo que digo, a un campo de concentración, a una fábrica en el barrio Capurro en donde las familias tenían que dar cuenta si cambiaban de trabajo, si entraban o salían personas diferentes a las que habían notificado en un principio. Eran familias separadas por cortinas”, indicó el coordinador.
“Los corralones de Cuareim y Cerro Norte fueron los otros dos lugares, y eso llevó a una desestructuración racial”, añadió.
Para él, el problema de hoy es que el sistema hace “que no se conozca la realidad del discriminado”. La comunidad afrodescendiente, “es el último sector que faltaba ser reparado por los daños de la dictadura”. Que el gobierno nacional y municipal comiencen a repararlos “es una señal muy fuerte”. Y le parece bien que se intente solucionar el tema vivienda, que es uno de los mayores problemas que tiene esa comunidad en Uruguay.
Desde el punto de vista político, se comenzó a tratar el tema “con seriedad” en la gestión de Tabaré Vázquez al frente de la intendencia capitalina pero, dijo, se efectivizó en este. Para los nueve que estaban presentes en la reunión, el retorno a Ansina es “la vuelta al barrio de un colectivo que había sido desarraigado”. Una vez que este proyecto esté terminado y las viviendas adjudicadas, se intentará hacer lo mismo con otros barrios que anteriormente pertenecieron a la comunidad negra, como Cordón, dijo Sainz.
En 1978 se estima que fueron desalojadas de Ansina – Reus unas 300 familias. Como no se sabe mucho de ellas es que se hace este llamado a los titulares vivos que tengan el cedulón de desalojo. “Esto tiene el riesgo de que tal vez aparece muchísima gente, pero nos pareció más transparente publicarlo, que salga en el Diario Oficial. Además, va a ser por sorteo, para que sea claro para todos los convocados”, indicó la vicepresidenta de Ufama.
Inés Giúdice, asesora de la dirección de Vivienda del Mvotma, explicó que fueron desalojados por el decreto 656/978 del 23 de noviembre de 1978.
“La causa formal fue ‘finca ruinosa’”, dijo rápidamente Gabriela. “En un momento, dijeron que si los vecinos iban y denunciaban en la Intendencia dificultades en la estructura de su vivienda, éstas iban a ser arregladas. Entonces todos fueron re contentos a hacer la denuncia y dieron todos los detalles. Especialmente una señora dijo que se le había movido la pared, fue a dos casas de mi casa. Irónicamente esas fueron las últimas paredes que tiraron. La pala ahora cuando estaba tirando no lograba tirar el techo”, añadió.
Todos eran inquilinos que se quedaron sin techo “pero exactamente igual que en tiempos de la esclavitud, fueron indemnizados los dueños. Cuando abolieron la esclavitud, indemnizaron a los amos. La misma metodología pero en diferente tiempo”, señaló Néstor. “A mí este proceso me confirma que el racismo en Uruguay es estructural. Los medios de comunicación no lo toman en serio. Han llegado a graficar tema del racismo con una cuerda de tambores y yo les agradezco pero no es así”, indicó.
En ese terreno del que hablaba Gabriela es que ahora se planea construir soluciones habitacionales. Del total, nueve serán destinadas a esas 300 familias. “Es un proceso que empieza con esto y sigue con otros proyectos. De toda la gente que tiene notificaciones, hoy sólo van a acceder nueve, es una reparación simbólica. Después haremos programas de vivienda que permitan a la gente volver”, explicó Giúdice.
“Este proyecto es el puntapié inicial de un proceso. Hay una segunda etapa casi inmediata a esta, donde la Intendencia va a adquirir un bien a no más de 200 o 300 metros de esos lugares (en donde estuvo ubicada anteriormente la comunidad afrodescendiente) y allí se van a completar al menos 22 soluciones habitacionales. Nosotros aspiramos a que las viviendas se hagan en nuestros barrios, en donde nacimos y nos criamos”, explicó Gabriela.
A principios de los ’90, la Intendencia hizo un llamado para construir viviendas que no se concretó. En 1994 fue cedido a Fucvam que luego también lo cedió a una cooperativa, que debía tener un cupo de familias afro. Cuando se fue a demoler la última parte construida en el predio, la Comisión de Patrimonio dijo que se podía demoler todo menos lo que está en San Salvador y Ansina. “En ese predio se está planteando un proyecto arquitectónico social y jurídico. Para este proyecto llamamos a estos desalojados, a los titulares que quedan vivos”, indicó la asesora.
Si el cupo no se llena, el llamado se extiende a los hijos, que también tienen que presentar el cedulón. En caso de que no lo tengan en su poder, pueden ir a buscarlo al Comunal 2, en donde hay copia. Además, tiene que llevar cédula y credencial. El requisito para acceder a una vivienda es no tener propiedad.
Gabriela, que vivía ahí no entra en este llamado porque sus padres están muertos. A pesar de esto, decidió trabajar en beneficio de la comunidad a la que representa. Ella, en una limpieza que hizo hace poco, encontró el cedulón y lo tiró.
En la reunión participaron, además de Gabriela, Inés y Néstor, Helena Gallardo, arquitecta; Graciela Ramos, de la asesoría de asuntos afro del Ministerio de Vivienda; Adriana García, asistente social y coordinadora de equipo técnico del proyecto, Mirta Silva, asesora de género de la Intendencia de Montevideo; y Alicia García, asesora de asuntos afro del Ministerio de Vivienda y referente Mundo Afro.
Postulación
Quienes quieran postularse, deberán acercarse al Ministerio de Vivienda (25 de mayo 402) con la notificación de desalojo, la cédula de identidad y la credencial cívica (original y fotocopia), entre las 10 y las 14 horas de lunes a viernes, entre el 28 de setiembre y el 9 de octubre inclusive.