Adriana Domínguez, uruguaya que vive en Miami desde 2002, contó en No toquen nada que este sábado partirá hacia la casa de su hija porque "tiene ventanas de impacto contra huracán".
"No estoy en zona de evacuación pero estoy en el ojo del huracán, pasa por acá por la parte más este de la península. Estamos esperando a ver qué pasa, porque este es el primer huracán fuerte que me toca vivir acá", señaló.
"Me voy a ir de mi casa para lo de mi hija. En mi casa guardé todas las plantas, junté todo lo que podía de afuera porque eso sale disparado como proyectil", explicó.
"Hay que decirle chau a todo lo que uno tiene adentro de la casa porque no sabe cuando uno llegue si lo encuentra", agregó.
La casa de Domínguez "es alta y no se va a inundar", pero el viento puede romper las ventanas y volar el techo.
"La evacuación es para las partes de la costa. Hay una zona A y B que es obligatoria y después hay muchas dentro de la ciudad de Miami que tienen que evacuar porque esto es un pantano, hay muchos canales que se alimentan con el agua de la bahía, entonces se inundan todas."; explicó.
"Acá en la Florida todo el mundo tiene bote, yo no, pero es un problema con los botes porque salen volando", dijo la uruguaya.
Además recordó que ya "no hay gasolina" y "los supermercados parecen de Venezuela, no hay nada en las estanterías".
Por su parte Yonathan Lapchik, otro uruguayo que junto a su esposa y su hijo de un año dejó su casa, contó que están en "un hotel bastante grande".
"Nos fuimos el miércoles al mediodía y nos vinimos para Orlando para ganar un poco de tiempo. Sabía que con el paso de los días la gente iba a empezar a entrar en pánico y fue efectivamente lo que pasó", explicó.
Ahora están más protegidos en el hotel de Orlando. "Creo que tomamos la decisión de quedarnos acá, porque las carreteras son imposibles, no hay hotel por ningún lado, creo que es lo mejor que podemos hacer", dijo.
Sobre su hogar, dijo que "es un edificio que no debería caerse, pero lo que estamos escuchando, esa categoría 4 o 5, es catastrófico".
"Tengo amigos argentinos que sacaron vuelo a Argentina, el miércoles de noche se canceló, otros que viajaban a Bolivia también, y tenían que decidir si hacer 15 horas de carretera o quedarse donde estaban en un edificio más cubierto", señaló.
Además dijo que la preocupación no es solo por el paso del huracán sino por lo que pasará luego, ya que "van a quedar sin electricidad y agua por días".