La más grande canta para los más chicos

Laura Canoura vuelve al escenario donde debutó como solista para un nuevo estreno: encabezar un espectáculo para niños. Barcos de papel, en El Galpón, la tiene “súper contenta” porque luego de su experiencia en Master Class se animó a hacer algo que venía postergando.

Actualizado: 28 de junio de 2018 —  Por: Mauricio Erramuspe

La más grande canta para los más chicos

Laura Canoura en Barcos de papel (Foto: Alejandro Persichetti)

Este domingo 1 de julio, Laura Canoura estrena Barcos de Papel en la sala principal del Teatro El Galpón. Así abrirá una nueva experiencia en su larga carrera: encabezar un espectáculo dirigido principalmente a los niños. Las funciones serán a las 15 horas durante vacaciones de julio.

Además, agregan la función del viernes a las 20 horas.

Con el aporte de los payasos Opa, la dirección de Coco Rivero y su banda tocando en vivo, Laura se animó a esta experiencia con la que vuelve a un escenario que para ella es muy querido.

 

¿Esto surge a partir de tu experiencia en Master Class en La Tele?

Digamos que el trabajo en Master Class lo que hizo fue decidirme. Hace muchos años que ando con ganas de hacer algo para niños, experimentar un nuevo territorio que vincula el teatro con la música como hice con la obra "La Piaf".

Tal vez también estoy envalentonada por otros colegas que lo han hecho, con éxito y la diversión de hacer algo bueno para niños, como Rúben Rada. Sin lugar a dudas, este proceso que hicimos con Master Class este año y medio me decidió.

El vínculo con los chiquilines es precioso, irrepetible, genera una especie de conexión de ida y vuelta. La misma carga emocional y afectiva que uno pone hacia ellos, la ponen ellos hacia uno. La verdad es que he aprendido un montón en este proceso. Para mí fue toda una novedad.

¿Cómo armaste el espectáculo?

Una vez que decidimos que íbamos a trabajar con Coco Rivero...

No andás con chiquitas porque en Piaf habías sido dirgida por Omar Varela.

¡Claro! La gente me dice que Coco es muy exigente pero yo también lo soy. Hasta ahora lo único que hemos tenido es diversión, risas y creatividad, respeto por lo que el otro hace. Comenzamos a reunirnos, tirar ideas, partiendo de la nada, simplemente del hecho de que teníamos ganas de hacer algo para niños. Hubiera sido más fácil elegir una obra de teatro y hacer una versión. Pero no.

Surgió la idea de hablar de una abuela que vino de España cuando era muy chiquita, escapando de la guerra y de la pobreza. Una historia como tantas pero lo que narra la obra es el vínculo de esa abuela con esa nieta.

Escribiendo esa historia junto con los payasos Opa, que son claves en todo esto, pensamos qué canciones podían integrar el espectáculo. La primera decisión que tomamos y me encantó fue que este espectáculo tenga canciones. No es un espectáculo con canciones para niños. Es un espectáculo con canciones lindas que si tuviera una nena de seis, siete u ocho años, me gustaría escuchar con ella.

¿Se puede adelantar por dónde van las canciones?

Vamos a hacer una canción de Jorge Drexler, una canción de Fito Páez, una de Gustavo Ceratti, una de Joan ManuelSerrat, una de Bob Dylan, una mía, una de Cuatro pesos de propina, una de Eduardo Mateo... Es bien parecido a lo que eran mis primeros discos, esa cosa de diversidad sonora, que va de un extremo a otro. De la cosa más chiquita, íntima, se va al extremo de una canción que hacía la Antimurga BCG, por ejemplo.

Me encanta provocar hacia ese lado mi búsqueda. Se parece a la que hice cuando estuvimos en el Sodre en diciembre del año pasado.

Laura Canoura y los payasos Opa en Barcos de papel (Foto: Alejandro Persichetti)

 

Obviamente la música se ejecuta en vivo.

Si, eso para mí era una condición. Me encanta el vivo, el riesgo que se vive, pueden pasar cosas buenas, cosas malas, hay que sortear estas situaciones.

Yo creo que desde los dos años a los 100, cuando una persona se enfrenta a un hecho artístico capta por capas. De pronto la profundidad de lo que dice la letra de la canción la entiende la mamá, la abuela o el tío, no sé... Y el niño se queda con la música. Es un hecho artístico, eso a mi me genera mucha tranquilidad.

La música es un vehículo maravilloso de emociones, de entretenimiento, de preguntas. 

Con la música se abre un canal de comunicación entre las generaciones.

Es un canal de comunicación, no importa en qué ámbito, si es en una radio, en un teatro... Ojalá sea en el teatro porque es una experiencia plurisensorial. Las luces, el sonido, la entrada, los olores, el contacto con el maquillaje, hay una cantidad de cosas que son intransferibles.

Sobre todo si se hace desde una propuesta de calidad, respetuosa del público infantil.

Respetuosa. Deduzco que todos perseguimos la calidad, pero respetuosa de que es un material sensible con el que uno está vinculándose.

Sos una cantante con mucha trayectoria y capaz que esta propuesta de ser jurado en un programa de televisión en algún momento te generó dudas. Sin embargo, termina de darte el ánimo para encarar este nuevo desafío.

Primero venció mi tendencia natural a decir que no. Estoy tratando de trabajar eso. Siempre consideré que era un valor en mí pero en los últimos años me he dado cuenta de que hay que tener medida, ningún fanatismo es bueno.

Me alegro de haber dicho que sí, no sin antes pensarlo pila, consultarlo con mi familia y con amigos. La verdad es que todos los temores y los prejuicios que tenía al principio se fueron derribando.

Se me abrió un mundo que no había explorado, el vínculo con los niños. Yo doy clases hace unos tres años pero a adultos. Esto me encanta. Además, generó una exposición mía como artista en un ámbito como la televisión que no hago otra cosa que agradecer.