Denise Mota

“OK OK OK”, el “primer álbum de la vejez” de Gilberto Gil

Gilberto Gil, al lado de Caetano Veloso nombre central de la Tropicália (ese movimiento musical brasileño que “canibalizó” el rock, el pop y los ritmos tradicionales locales en pro de una sonoridad modernamente verde y amarilla), elaboró, asumió y decretó que “está viejo” como sólo él lo sabe hacer: con suavidad y contundencia, pragmatismo y poesía, melancolía y humor.

Actualizado: 22 de agosto de 2018 —  Por: Denise Mota

Con 76 años, ocho hijos, diez nietos y una bisnieta, Gil eligió lo más humanamente obvio de su momento personal como centro de la reflexión en “OK OK OK”: la consciencia de la finitud, realzada por la descendencia multiplicada en género, número y grado, y especialmente por los problemas de riñón y corazón que lo llevaron a diversas internaciones hospitalarias.

Su vitalidad física, sin embargo, no lo viene traicionando y lo llevó este lunes a Buenos Aires, en donde presentó en el Teatro Colón éxitos de más de cinco décadas de carrera, al lado de las nuevas canciones, que componen el primer álbum de temas inéditos en ocho años.

“OK OK OK” es desde ya un hito en su discografía, porque, más “gilbertiano” que nunca, él pasea por la ambivalencia de la vida en los afectos, las creencias, la salud y, cómo no, la situación política de Brasil. El tema que da nombre al álbum es una declaración de principios: “OK OK OK, ya sé que quieren mi opinión. Una respuesta directa sobre qué pensé, cómo interpreto la tal, la vil situación”.

Si bien Gil ha participado del concierto “Lula Libre”, realizado en Río a fines de julio, por la liberación del expresidente brasileño en un multitudinario espectáculo que juntó distintos artistas, nombres como Chico Buarque, Beth Carvalho y Chico César, el cantautor (quien fue ministro de Cultura de Lula) no se ha pronunciado directamente sobre el tema. Y viene siendo muy criticado por eso.

Contesta con versos como: “Mientras ratas corroen el poder/ los corazones de la muchedumbre en llantos”; “Y entonces alguien me pide que encarne el mito/ sea nuestro héroe, solucione todo”; “Pues no hablo, músico y poeta/me callo sobre las certezas y los fines”; “OK, OK, OK, OK, sé que no di ninguna opinión/es que pensé, pensé, pensé, pensé/palabras dicen sí, los hechos dicen no”.

Al ser indagado sobre la canción, afirma que, después de cantar en contra de la dictadura y forjar un movimiento artístico fundante de una de las nociones más duraderas de brasilidad, en los años 60, “se considera liberto de la esclavitud de tener posición sobre todo”.

Más allá del contexto, que posibilita ver su nuevo proyecto como el sobrio testimonio de una era de ruido, “OK OK OK” es un trabajo artístico que vale por sí sólo. Trae melodías y rimas de alto calibre de virtuosismo, y homenajes varios (a los médicos que lo trataron, por ejemplo, a los nietos, a nombres ascendientes y de excelencia en la música brasileña). Hablando bajito y con mirada penetrante, como le gusta hacer con sus interlocutores, Gil contesta con claridad sobre todo. Pero sólo al que lo quiera escuchar.



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