Gabriel se acercó y vio que el agresor “era gigante” y estaba “todo ensangrentado y desnudo”. “Le vi la cara y no me animé a salirle. Fui a llamar a mis otros vecinos para que estuviéramos todos”, contó Gabriel en No toquen nada.
Cinco minutos demoraron en reunirse los vecinos. El hombre seguía en el jardín e intentaba entrar la casa.
“Ustedes son Satanás, yo soy Dios, los voy a matar a todos”, gritaba.
Entonces pateó y rompió el portón de madera y metal de la casa que los vecinos habían cerrado para contenerlo. “Dios me va a ayudar, los voy a matar a todos”, repetía mientras agarraba una motosierra, la encendía y comenzaba a dirigirse hacia los vecinos.
Ignacio, otro de los vecinos, fue su primer objetivo. Antes, le dio “tremenda paliza” a la perra que, según Gabriel, habría perdido la vista. “Nacho” fue el principal herido con la motosierra hasta que “por suerte se le salió la cadena”. De todos modos la agresión le comprometió seriamente una de sus piernas.
“Ahí nos tiramos todos encima del tipo, en ese momento éramos siete y no podíamos con él. De hecho seguía pegándole a él y a todos nosotros con la motosierra apagada. Realmente era incontrolable”, recordó Gabriel.
Pudieron atarlo y se tiraron encima de él. En ese momento llegaron dos policías.
“La policía no llegó hasta que nosotros pensábamos que lo teníamos reducido. Pero no fue así. El tipo se volvió a meter a la casa de José. Eran dos policías que tampoco pudieron con él. El tipo se les fue arriba con un palo, los policías retrocedieron 20 metros. Se subió al patrullero que estaba prendido y con la puerta abierta y arrancó rumbo a mi casa. Por suerte, se le trancó en la arena”, dijo Gabriel.
Ahí pudo ser detenido con la ayuda de otros policías que llegaron desde balnearios vecinos.
“A Ignacio lo pusimos en una camioneta y lo llevamos a una primera asistencia. En Pan de Azúcar ya lo estaban esperando los médicos porque nos íbamos comunicando con ellos. De hecho se desvaneció”, contó Gabriel.
Los policías terminaron deteniendo al agresor con una cuerda, cadenas y esposas. Además, cuatro agentes se le tiraron encima para poder trasladarlo.
Gabriel contó que aparecieron cuatro amigos del agresor que les contaron que “era jugador de fútbol americano, que estaban en una comida y que habían consumido ácido y se les había ido de las manos”.
“Cuando les contamos lo que había pasado, dejaron el surco, no se sabe nada de ellos. Sería bueno que aparezcan también porque yo pienso que son bastante resposanbles de lo que pasó”, dijo Gabriel.