La habilitación de los productos pirotécnicos que se comercializan se solicita en el Servicio de Material y Armamento del Ejército (SMA), pero la IM es la que aprueba los locales y puestos callejeros. Además, luego los fiscaliza, algo que se hace mesa por mesa.
Una vez que los puestos son habilitados, la IM les asigna una esquina posible para vender y después controla que la venta se haga de acuerdo a lo establecido. Por ejemplo, deben estar a 100 metros de estaciones de servicio o centros de salud. Las características de los puestos, que fueron definidas por la IM, Bomberos y el SMA en 2013.
Di Candia dijo que todos los años se decomisa mercadería no habilitada, aunque reconoció que algún “gato” pasa. “La verdad es que por lo que dicen los directores de Inspección General, que hace mucho que están, esto ha disminuido y lo que se vende en la vía pública procede de los mayoristas que están muy bien controlados. En todo caso puede haber un ingreso menor, pero es muy chico en el mercado”, explicó.
Para los locales mayoristas el criterio de fiscalización es diferente. En estos casos hay un control primario y una inspección posterior entre IM, Bomberos y SMA.
Hasta ahora se visitaron 15 locales y hubo dos que no cumplían con los requisitos y uno que no tenía habilitación. De los tres se solicitó la clausura.
El eje de las inspecciones en este caso ahora está concentrado en el barrio Reus. “Lo ideal es hacer foco en los lugares que tienen más complejidades. Por ejemplo, en el caso de Goes, barrio Reus, no se entregó ningún tipo de permiso para vía pública este año porque existe mayor complejidad en torno a los locales que tienen depósitos grandes de fuegos artificiales, allí hay una cantidad importante de acumulación de pólvora, y se entendió que no era bueno generar un túnel de pólvora entre los fuegos que están en la calle y los que están en los locales”, expresó.
