Ese gol que se le negaba un día sí y otro también y con el que había soñado mil veces. Esa corrida con lágrimas en los ojos, buscando a su gente, queriéndose abrazar con cada hincha. Ese momento sublime de marcar en un partido importante un gol decisivo con los colores que más siente. Diego López lo mandó a la cancha a los 83 minutos y, cuando se jugaban los desucentos, Gastón Rodríguez pudo sentirlo en carne propia. El delantero fue a buscar un centro desde la derecha, se benefició con el error de cálculo del arquero violeta y por el segundo palo metió el cabezazo ganador.
Peñarol volvió a ganarle a Defensor en el Franzini y, de nuevo, lo consiguió sobre la hora. Tiene el molde el equipo de López. A medida que se acerca el final arrincona a un adversario que no tolera la insistencia del Carbonero. Así le ganó en el cierre del Clausura 2018. Así le ganó en la primera del Apertura 2019.
A nivel local Peñarol ha sacado ventaja de los detalles. Logró transformarse en un equipo fiable en ese rubro, que sabe aprovechar los momentos propicios de los partidos y detectar cuando las oportunidades se le presentan. Esta vez eso le sirvió para iniciar su andar en el Uruguayo con un triunfo.
El partido fue intenso y los dos equipos pudieron ganarlo. En ese contexto, el aurinegro asumió mayor protagonismo y se mostró más decidido que el violeta.
Con Cristian Rodríguez y Guzmán Pereira repartiendo la mitad del campo, Brian Rodríguez y Agustín Cannobio en los extremos y Viatri junto a Gabriel Fernández en ofensiva, Peñarol se posicionó cerca del arco rival pero estuvo impreciso en los metros finales. Bien parado atrás, ordenado en el medio, con poco espacio entre sus líneas y con delanteros que aportaban en la marca, Defensor sobrellevó con pocos inconvenientes la primera mitad. Cuando tuvo la pelota, el equipo de Da Silva se animó a romper líneas y llegar con los volantes.
En el ida y vuelta del primer tiempo, ambos tuvieron posibilidades para convertir.
El ingreso de Walter Gargano le dio al Carbonero mayor claridad a la hora de la gestación. Las buenas decisiones del volante volvieron más peligroso al equipo, que encontró opciones de juego que no había tenido hasta ese momento.
Defensor no alteró su idea. Con la solidez defensiva como principal objetivo, el local no renunció al ataque. Los de Da Silva medían cada oportunidad para poblar el área de Dawson. Con ese plan estuvo a punto de ponerse en ventaja pero el arquero, con una doble atajada fenomenal, evitó el gol.
En el último tramo del juego el cansancio se notó. Al que más le costó correr la cancha fue a Defensor, que había jugado entre semana en Guayaquil y carga con otro viaje e La Paz. Más entero, Peñarol apretó el acelerador cuando se dio cuenta que si lo hacía tenía posibilidades reales de ganarlo.
Ya con Brian Rodríguez volcado sobre la izquierda, Fabián Estoyanoff en cancha sobre el extremo derecho y Rodríguez en el área, llegó la jugada que definió el partido. Esa con la que tantas veces había soñado Gastón.
