Cuando un rival tiene los problemas defensivos que muestra Rampla solo es necesario aprovecharlos. Si el rival lo hace, el partido está resuelto. Peñarol lo hizo y se despachó con cinco goles.
Lejos estuvo el trámite del partido de parecerse al resultado final. Pero el aurinegro sacó máximo provecho de las situaciones de juego que se le presentaron. Esa sigue siendo la clave del equipo de López: sacar rédito de las circunstancias favorables.
El secreto del éxito fue la presión alta que tiró Peñarol para recuperar la pelota cerca del arco de Rampla y, de esa forma, tomar mal parada a la defensa.
De ahí nació el primer gol del partido con un cabezazo en el mediocampo que derivó para Gastón Rodríguez, quien puso un gran pase para Fernández. El centrodelantero corrió hacia el área y definió tres dedos contra el palo derecho. Iban apenas 10 minutos.
Con una estrategia interesante Rampla incomodaba a Peñarol. Un mediocampo poblado y un marcador para referenciar a Gargano, quien no podía gestar el juego en el medio, equilibraba el partido. Pero al Picapiedra falló cuando enfrentó a Dawson.
En el segundo tiempo las características del juego se mantuvieron. Rampla tuvo una inmejorable posibilidad de empatarlo en el comienzo pero no pudo concretar.
Lesionado, Guzmán Pereira le dejó su lugar a Marcel Novick quien en la primera jugada que intervino ganó una pelota ante Álvaro Fernández en tres cuartos de campo y cedió para Rodríguez. El juvenil entró al área y marcó el 2 a 0.
Nada de lo bueno que hacía Rampla tenía efecto porque sus errores defensivos lo condenaban.
En los últimos 10 minutos llegaron los goles de Hernández, Rodríguez y Acevedo para rubricar la goleada.