El Astillero cruza la noche y “se banca sin cotillón”

El segundo disco de El Astillero, el “trío de solistas” compuesto por Garo Arakelian, Diego Presa y Gonzalo Deniz, es una declaración de identidad. “Somos un trío de autores, intérpretes, que solamente con sus voces y sus guitarras pueden bancar lo que sea”, dicen. Este sábado lo muestran en La Trastienda.

Actualizado: 14 de marzo de 2019 —  Por: Mauricio Erramuspe

El Astillero cruza la noche y “se banca sin cotillón”

Deniz, Arakelian y Presa son El Astillero (Foto: Marcelo Bertolini)

El Astillero surgió en 2016. Presa invitó a Arakelián y a Deniz para tocar con él en una fecha que tenía en la Zavala Muniz. Los tres reversionaron canciones que cada uno había hecho como solista. El show se convirtió en disco y los músicos se plantearon el objetivo de componer canciones entre los tres.

Eso es “Cruzar la noche”, el segundo disco, que este sábado se presenta en La Trastienda. Luego no tocarán por varios meses en Montevideo. Tienen dos fechas en Argentina y planean recorrer todo el interior del país. Llegan con una propuesta austera pero no “precaria”. Las voces y las guitarras, para ellos, “se bancan lo que sea”.

¿Cómo vienen preparando el concierto de La Trastienda.

Presa: Ensayando mucho, sobre todo algunas canciones que no habíamos estrenado aún del disco “Cruzar la noche”. Es un disco que tiene su recorrido, hemos tocado mucho fuera de Montevideo. Tiene su rodaje pero necesitábamos estructurar la presentación. Vamos a tocar las 12 canciones, más un gran porcentaje de “Sesiones” que fue nuestro primer disco.

Elegimos un repetorio y una estructura de concierto que nos tiene entusiasmados.

No habrá invitados.

Arakelian: Esa fue una premisa que instalamos como parte de nuestra identidad. La génesis del proyecto es reciente y estuvo signada por algunas premisas, todas con rango jerárquico diferente. Como instrumentistas estamos nosostros solos, los recursos son solo las guitarras y las voces.

Para este segundo disco nos preguntamos si deberíamos repetir la disposición de herramientas que teníamos, tímbricas, expresivas. En el primer disco habían sido las guitarras y las voces. Eso nos lo preguntamos y lo transformamos en una premisa. Y después dentro del territorio, cuando presentás tu repertorio, estar solos también es instalar de alguna forma la certeza de que esto se banca sin cotillón. Sin intervenciones, en el mejor de los sentidos, lo digo con humor e ironía.

No es por precariedad. Somos un trío de autores, intérpretes, que solamente con sus voces y sus guitarras pueden bancar lo que sea.

Ustedes surgieron de casualidad, por una invitación de Diego para un concierto, pero ya desde el arranque supieron que esta conformación tendría futuro.

Deniz: Quizás solo ese primer concierto se dio como que era por única vez y no se iba a continuar. Pero en el proceso encontramos que había mucho más para dar por más que no lo hablamos y se materializó con la propuesta de grabar un disco.

A partir de ahí siempre proyectamos El Astillero. Vivimos todo el proceso de grabaciones de “Sesiones” teniendo claro que era el resultado de las circunstancias de haber hecho un concierto que nos propusieron grabar pero que no podía quedar en eso. No podíamos convertirnos en intérpretes de canciones que ya compusimos por separado, teníamos que generar un repertorio en común, original del trío.

Esta presentación de alguna manera es como que cierra un círculo que nosotros abrimos en la presentación de “Sesiones” estrenando una canción en vivo hecha por los tres. Ahí estábamos diciendo no nos íbamos a quedar en eso.

¿Cómo es el proceso de componer de a tres? ¿Presencial, por mail, por whatsapp?

Arakelian: Por todo.

Presa: Exploramos distintas maneras de acercanos a esa posibilidad que para los tres fue muy nueva. Estábamos más acostumbrados a escribir solos. De alguna manera abrimos la puerta para poder compartir algo que es íntimo. No fue sencillo en principio pero al mismo tiempo se desarrolló de manera muy natural, muy rica, divertida, estimulante.

La premisa era que participáramos los tres en cada una de las canciones.

Arakelian: Lo fuimos descubriendo a medida que avanzábamos, con los equilibrios que son necesarios para estas cosas por el lugar que ocupa cada uno como individuo. Nos hemos dicho cosas horribles mientras trabajábamos en esto. Pero, ¿por qué podés decir cosas horribles y ser duro con la ética del trabajo y no la moral de caer en gracia y ser permisivo? Porque los tres confiamos en la intención, en el oficio del otro, en el talento del otro.

El miedo solamente responde al ego y el ego desapareció desde el primer momento. El principal factor para arruinar todo, que es el miedo, ya no estaba. Había confianza.

Leí en una entrevista con La diaria que discutieron mucho de todo, menos sobre quién cantaba cada tema. Eso fue fácil. ¿Cómo se da esa decisión? ¿De qué depende?

Presa: Depende de la voz narrativa. Ese fue uno de los criterios. La voz de alguna manera, más allá de quien fuera, tenía que apropiarse del discurso del personaje y ser coherente con lo que se estaba diciendo. Como premisa tenía que haber un número igual de canciones cantadas por cada uno.

Arakelian: Eso se fue dando a medida de que íbamos avanzando en las canciones que pensábamos que iban a entrar en el disco, también empezamos a ver como evidente quien cantaba cada canción.

Cada uno de ustedes mantiene sus otros proyectos musicales. ¿Cómo es eso? ¿Hay un chip de El Astillero? ¿Cómo se cambia de uno a otro?

Presa: Son espacios muy diferentes, con sus propias características y dinámicas. Cada uno lo coloca naturalmente en distintas celdas cerebrales. No nos ha generado ningún conflicto.