No tenían dinero para grabar en un estudio donde pudieran dedicarle todas las horas que querían, estaban en proceso de superación de una crisis grupal, y hasta atravesaron un cambio de sello discográfico. Pero Eté & Los Problems no se amilanó y siguió adelante.
“El disco tiene mucho de batalla interna, de esfuerzo, de perseverancia, de lo difícil de sostener a una manada, de cómo mantenerla unida, de qué la une, y eso se desarrolla a lo largo de muchas canciones, de todas tal vez. No por eso es un disco conceptual. En todo caso, como nuestros últimos dos o tres discos, usa la misma lógica: canciones que de algún modo dialogan entre sí sobre algún tema”, dijo Tabárez.
Ese eje conductor de “Hambre”, cuarto disco de Eté & Los Problems, lleva al escucha por un trayecto espacio-temporal desde el amanecer simbólico de algo naciente en una manada primitiva en la canción “Fundación”, hasta el cierre con una escena contemporánea de distensión en “Bailemos”, en la que se repite la frase: “bailar para olvidar”. Las variaciones de ritmos, ambientes e intensidades y la elección de los instrumentos utilizados acompañan el camino, realizando la transformación de forma progresiva.
La idea de relatar un arco evolutivo a través de las canciones nació mientras miraba la serie “Cosmos”. “En un momento dijeron algo así como ‘acompáñennos a recorrer el camino de una manada de cazadores recolectores que llegó a las estrellas’, y me pareció que era hermoso narrar eso. Después quedó ahí, como una idea, pero como todas las que voy teniendo para el disco de algún modo van guiándome, aunque a veces no me dé cuenta que estoy trabajando en esa dirección. Cuando estaba ordenando el disco esa idea volvió con más fuerza, tenía las canciones para ordenar de ese modo, y lo logramos”, comentó.
Para el músico era fundamental que ese viaje musical sucediera con naturalidad, y reconoció la enorme dificultad que conllevó ordenar a las canciones dentro del disco. Por ejemplo, mencionó que la primera intervención de “máquinas” se da en la canción “Cacería”, número ocho de un total de doce, donde es contrarrestada por un bandoneón simultáneo que suaviza la transición. “Los eucaliptus”, elegido como corte de difusión, no le dio problemas de ubicación porque tenía un lugar reservado en el número tres. Esta costumbre de colocar al corte en el tercer escalón se la enseñó el ingeniero de sonido con el que trabajaron en los últimos dos discos: “es una especie de cábala”, contó.
Escenarios que construyen
Tabárez escribió las doce canciones de “Hambre” (y varias más) en la Pensión Cultural Milán, donde se alquilan espacios de trabajo para artistas. Allí, en el Bajo de Ciudad Vieja, compartió horas con músicos y pintores y pasó madrugadas buscando las palabras que llevaría el disco. Para la grabación fueron por un cambio, dejaron atrás el estudio para optar por la casa del baterista Andrés Coutinho en Cuchilla Pereira, en una decisión movida por falta de dinero y para alimentar el clima de la manada. “Aquellos (NdeR: por sus compañeros) no estaban muy de acuerdo, preferían ir a un estudio; esa era una posibilidad que nos iba a obligar a hacer todo más concentrado. Se suponía que no íbamos a divagar y finalmente nos divagamos un poco, creo que le hace bien al disco haberlo hecho. Lo hicimos por eso y porque el disco habla de una manada, una familia, un grupo que tiene una tribu propia, entonces también estaba bueno irnos a un lugar así y no un lugar que se parece más al laburo de oficina”, comentó.
La experiencia en esa casa en las afueras de Montevideo sirvió para aumentar la inmersión de los músicos en la tarea, llegando muchas veces a dormir entre los equipos del estudio que habían armado. También, el ambiente rural aportó al aire bucólico que desprenden los primeros temas del disco. Incluso, Tabárez dijo que si se abren las pistas, en un segundo plano hay ladridos de perros, trinares de pájaros y hasta el escape de alguna moto, debido a que el aislamiento sonoro no era total; y aunque no se percibe escuchándolo de forma normal, para el cantante puede llegar a influir de forma inconsciente y aportar al aire campestre.
Del trabajo en el encierro a la liberación de la obra
“Hambre” sirvió para rescatar a una banda que estaba pasando por malos momentos. El empeño que puso Tabárez en su confección queda patente en una anécdota: probó escuchar las canciones en todos los órdenes posibles (sacando a la de apertura, a la de cierre y al afortunado número tres), estimando que fueron unas 500 probabilidades. La duración total de la experiencia de creación del álbum, desde que lo pensó hasta que estuvo pronto, llevó más de tres años.
Tras ese arduo proceso, este viernes 5 se realizará la presentación oficial en La Trastienda, luego que el disco saliera a la luz en diciembre de 2018. Si bien Tabárez reconoció que se llega a sentir alivio cuando la obra queda lista para entregar, pareciera que la banda no tiene respiro. “Enseguida te vuelven otras cosas: el viernes tocamos y estamos con un nivel grande de estrés y laburo. Siempre nos conseguimos un problema, los vamos a tener todos siempre, la clave es poder elegirlos, y nosotros elegimos estos. Pero problemas hay siempre, en el momento en que lo terminas hay alivio, o cuando terminemos el show del viernes, si todo sale como esperamos, va a ser un alivio porque nos estamos arriesgando un montón, estamos armando una cosa que nunca armamos. Hay momentos con nueve músicos en el escenario, es muchísimo para una banda en la que somos cuatro”, expresó.
Las energías de la banda están enfocadas en darlo todo en una noche que estará dedicada a “Hambre”. Tocarán todas sus canciones en orden, pero no de forma consecutiva, ya que las del disco “van a ser interrumpidas por otras que tiene cierto sentido que entren ahí”. El vocalista de Eté & Los Problems destacó lo especial de esta presentación, que representa entregarle al público la obra en la que tanto trabajaron. “Hasta un momento es nuestro, de nuestros ensayos y de nuestra cosa privada, presentarlo es volverlo público”, comentó.
Eté & Los Problems se presentarán este viernes 5 de abril en La Trastienda a las 21:00. Quedan muy pocas entradas a la venta, se pueden comprar de forma anticipada en Abitab: las Generales de pie cuestan 480 pesos, y la Platea preferencial cuesta 680 pesos. El día de la función, la boletería está abierta desde las 19:00.