Las principales posiciones quedaron así: Nacional 24, Liverpool 21 y Defensor Sporting 21, Wanderers 20, Peñarol 19 y Danubio 17. Nacional y Defensor tienen un partido más que el resto.
Nacional se aseguró terminar la fecha 11 como puntero. Su victoria ante Rampla llegó por el peso de su mejor jugador: Matute Morales. Es bravo no caer en lugares comunes para elogiarlo. El argentino hace distinto lo que casi todos hacen parecido y eso lo destaca. Ahora además tiene la compañía de Nicolás Lodeiro que le da los respiros necesarios a lo largo del partido. Cuando Lodeiro estaba en la sub 20 el equipo no le permitía intermitencias. Fue Matute el que dio los tres pases de gol de la tarde, en un partido en el que Nacional no brilló pero ganó merecidamente.
Cuando se había visto poco, apenas algún intento de Nacional y el esfuerzo de Rampla, el 10 tocó en la mitad de la cancha para OJ, que avanzó con la pelota y sacó un remate de afuera del área para el 1 a 0. Fue a los 23.
Ocho minutos después, Matute recibió sobre la derecha un pase de Coates, espero que el zaguero se posicionara en el área y se la puso en la cabeza. Coates la mandó contra el palo izquierdo.
La sensación de todos los que estaban en el cada día más coqueto Parque Central, fue que la historia estaba resuelta. Y era cierto. Rampla no tenía argumentos ofensivos para levantar dos goles.
Antes del cierre del primer tiempo, el Tata González tuvo el tercero en una contra que comandó Lodeiro pero su definición la tapó Lucero Álvarez.
El segundo tiempo arrancó movido. Un tiro de Martín Icart pegó en el vertical izquierdo cuando Rodrigo Muñoz estaba vencido y al toque una definición de Lodeiro dio en el horizontal.
Nacional le cedió la pelota y el terreno a Rampla que no supo qué hacer. El Picapiedra estaba lleno de buenas intenciones pero al llegar al área se terminaba el peligro. Algún encuentro entre Matute y Lodeiro sacudía la modorra de la tarde hasta que el argentino levantó otro centro y Coates anotó su segundo gol.
Con el resultado puesto, Acevedo sacó a Morales para que el público lo ovacionara. La gente lo despidió de pie, como en una buena obra de teatro en la que merece la pena levantarse para aplaudir al mejor actor.