Serrat y Sabina renuevan su liturgia montevideana

Juan Manuel Serrat y Joaquín Sabina están de nuevo entre nosotros. Y con ellos las canciones, la complicidad de dos grandes artistas populares pero, sobre todo, la liturgia que el público se muestra deseoso de renovar en cada oportunidad. Esta vez, serán tres conciertos en el Antel Arena.

Actualizado: 19 de noviembre de 2019 —  Por: Mauricio Erramuspe

Serrat y Sabina renuevan su liturgia montevideana

Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina (Javier Calvelo / adhocFOTOS)

Dueños de un prestigio sin parangón para cualquier otro artista español por estas tierras, Serrat y Sabina llegan a la entrevista colectiva con algunos medios uruguayos con la simpatía y profesionalidad que los caracteriza. Al primero lo espera una botella de agua mineral. Al segundo, una cerveza bien fría. 

La charla transcurrirá por la música y las letras de sus canciones. Pero no se quedará solo ahí. La política no tardará más que minutos en aparecer. 

No hay dos sin tres es la tercera gira que llevan adelante a dúo. La primera fue en 2007 y se llamó Dos pájaros a tiro. Luego vino la presentación del disco conjunto con La orquesta del Titanic en 2012. La tercera, que no se sabe si será la vencida, tiene tres fechas en el Antel Arena este 20, 21 y 23 de noviembre, con entradas aún disponibles para las dos primeras.

“Pasado un determinado tiempo a los dos nos van entrando ganas de hacerlo otra vez, sobre todo recordando lo felices que fueron las primeras”, contó el autor de “19 días y 500 noches”. Así explicaba este nuevo encuentro antes de que, más tarde en las notas con la televisión, Serrat también bromeará con éxito económico que implica cada una de estas travesías.

Llegaron a la región en una época convulsionada que a ellos -como a todos- los “cogió” de sorpresa. La gira comenzaba en Santiago de Chile pero debieron suspender la fecha por la crisis política que vive el país trasandino. En Buenos Aires presenciaron la previa de un cambio de gobierno y de signo político. Y en Uruguay le harán la vigilia al balotaje. 

Serrat es el que se toma más tiempo para hablar de política. “Cuando nos juntamos no sabíamos que nos íbamos a encontrar aquí con un balotaje en las elecciones, ni sabíamos que íbamos a tener que suspender en Chile por la situación que se produjo, ni teníamos idea de los planes de golpe de Estado contra Evo Morales. Nosotros somos pobres víctimas del calendario y de las circunstancias”, afirmó.

Para que no quedaran dudas de su posición en ese conflicto agregó que preferirían “estar en casa y ver una Bolivia creciendo al 3,5% ejemplar, con una disminución del analfabetismo y la inclusión del indigenismo en la vida pública, que ver de cerca el desastre al que están sometiendo a los bolivianos. Una nueva repetición de políticas que creíamos ya superadas”.

El balotaje en Uruguay los tiene más despistados que otras veces, reconoció Joaquín. 

“A Tabaré Vázquez lo conocíamos, conozco personalmente al Pepe (Mujica) que ha ido al hotel a visitarme pero no tengo idea de Martínez. Eso me tiene más despistado porque no tengo una opinión personal. Pero vamos, hay un empate técnico y desde luego preferiría que ganara el Frente Amplio”, confirmó.

Fiesta popular intergeneracional

Sabina dice que aprendió de Serrat durante su exilio en Londres y que fue el catalán el que le dio una nueva forma a la música española. En estos años de trabajo conjunto pasó de ser “presidente de su club de fans” a tener la posibilidad de cantar con él de igual a igual en un escenario y compartir todo lo que rodea una gira de estas características. Las cenas, los viajes y las charlas.

Dice que al estilo iniciado por Serrat lo define “el amor por la palabra bien escrita, el amor por la poesía”. Algo que para él se está perdiendo. “En España lo que está en todo sitio es eso que llaman música urbana que son una rimas mal hechas de gente que en su puta vida ha leído un poema y de lo que hablan es de quién la tiene más larga. No creo que tengamos tanta influencia”, lamentó.

Aquel encuentro de hace 12 años se renovará estas noches en Montevideo con la alegría de reunir a sus públicos, tras “la tortura” de tener que elegir en un repertorio tan extenso una grilla de temas que suele variar de concierto a concierto, de ciudad a ciudad.

Para ellos, estas presentaciones “no son de música, son de fiesta popular intergeneracional, interclasista”. Esa fiesta que se repite como liturgia y que esperan vivir “con amor”.