Lacalle: siempre hay otro lunes

La fórmula nacionalista, Luis Alberto Lacalle y Jorge Larrañaga, brindó un acto multitudinario en El Prado. Lacalle recordó los “sin sabores” de su época como presidente y el barrio del que fue “vecino” durante cinco años. El único artista invitado fue el cumbiero Marito Silva y su grupo. “Con una copa de más, para que sea celeste y blanco”, se entonó en uno de los temas.

Actualizado: 23 de noviembre de 2009 —  Por: Emiliano Zecca

Lacalle: siempre hay otro lunes

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La calle fue cortada desde la cancha de Wanderers hasta donde está el monumento a los Charrúas. Allí se colocó el escenario y detrás una enorme bandera de Uruguay. Los seis puestos de tortas fritas y los cinco de churros fueron el incienso de la tarde.

Había casi una cuadra de gente con banderas del PN, otras de colores que decían Lacalle – Larrañaga y alguna de la Unión Cívica que eran llevadas, en su mayoría, por niños. Por los parlantes sólo sonó reggaeton.

“Con una copa de más, a votar al PN”

El artista que animó la tarde, antes de la llegada de la fórmula fue el cumbiero Marito Silva. “Queríamos estar en esta fiesta con tantos amigos como el Cuqui y el Guapo”, dijo Silva al subir. Después cantó un tema y le cambió el estribillo para decir: “que levante la mano, el que lo voto al Cuqui, que levante la mano, el Guapo lo acompañó”. Terminó el tema y el cantante dijo: “¿les gustó? Me quedó bien, lo improvisé recién”.

Después hizo algunas canciones más y le mandó saludos “al loco Heber”. Además, aprovechó para lamentarse porque no hubo debate.

En el cierre de su actuación sonó su tema “Con una copa de más”. Esta vez, el que cantó fue su corista, pero repitió la técnica de Silva y cambio en el estribillo. “Con una copa de más, para que sea celeste y blanco”, entonó. “Ahora vas a ver que nos van a joder con esto, pero con el himno no dijeron nada”, le dijo un señor a su mujer después de escuchar la frase.

Larrañaga contó un cuento

El candidato a la Vicepresidencia empezó saludando a “los compatriotas de todos los partidos”. “No les voy a hacer un discurso, voy a expresarles algo desde lo más profundo de mi alma”, dijo. A partir de esa frase, Larrañaga contó un cuento.

“En el año 97, con unos compañeros de Paysandú decidimos homenajear a Artigas yendo a donde vivió en Paraguay. Fuimos a caballo. Veintitrés días nos llevó. Jornadas interminables de gran esfuerzo. Cuando estábamos en Clorinda, a veintitrés kilómetros del lugar, uno de los paisanos, con una sonrisa me dijo, ‘mmm, vas cansado ¿eh?’. Empezamos a acelerar, primero un trote fuerte, después cada vez más rápido y llegamos galopeando. Yo llegué primero y cuando estaba desensillando, el paisano llegó y me volvió a decir ‘estás cansado, pero llegaste’. Mirá hermano -esto va para los jóvenes que están acá, que son hermosos- nunca se sale para no llegar, se sale para llegar”, relató Larrañaga. “Nosotros con Luis Alberto salimos para llegar”.

El candidato a la Vicepresidencia dijo que el 29 de noviembre iba “a por todo”. Después, no se extendió mucho más. “Se va a elegir si el poder gira en torno a un hombre o si la paz y la tolerancia presiden el equilibrio nacional”, expresó.

Larrañaga les habló a los jóvenes y a los mayores para que sigan con la “revolución pacífica”. “No retroceder jamás (…) la tolerancia siempre triunfa ante el ceño fruncido y el gesto hosco”, dijo.

El nacionalista finalizó vivando a Wilson Ferreira Aldunate, a Líber Seregni, a Batlle y Ordóñez y “¡a todos los que construyeron!”.

El “Lacalle presidente”

El candidato a la Presidencia quiso comenzar a hablar y la gente no lo dejó porque gritaba: “¡presidente, presidente!”. Lacalle agradeció “el mensaje de esa palabra” y dijo que sabía las “dificultades y los sin sabores” del cargo. “Pero también la posibilidad de hacer cosas y eso me llega al alma y al intelecto”, expresó.

El nacionalista recordó que había sido “vecino” del Prado, haciendo referencia a su época como presidente. “Fueron cinco años difíciles, hubo días en los que uno se preguntaba si valía la pena seguir”, dijo.

Lacalle dijo que no se olvidó nunca del día de los plebiscitos de las empresas públicas. “Se contaron los votos y 72% de la gente había rechazado la modernización del Estado. Yo me vine hasta Suárez para dar una conferencia, me miré al espejo y dije ‘esto sigue, mañana es lunes’·, expresó. “Siempre hay otro lunes, siempre hay otro lunes. En esta vida nuestra no hay que pensar en un día final sino en un día que es previo de otro hasta que Dios disponga cuál es el último”, afirmó.

Además, recordó que ese día estuvo con el espíritu “triste” porque vio como naufragaba un proyecto que hubiese “transformado” al país. “Como la ley de puertos, que por suerte escapó a las garras del plebiscito. Ahí está la prueba de lo que se podía haber hecho con el resto del Estado”, dijo.

El candidato a la Presidencia nacionalista expresó que “nunca” pensó que sería candidato del Partido Colorado. “Hoy para mi honor lo soy”, señaló. “Aquí no ha habido entreveros, hay una columna colorada y una blanca, que acompañan y no se entreveran, se juntaron porque creen en la mismas cosas”, agregó.

Incluso, Lacalle dijo que allí también había gente de la Unión Cívica, del Partido Independiente y del Frente Amplio. “¿Por qué no del Frente Amplio?”, se preguntó y argumentó que en la primera vuelta habían elegido diputados y senadores, pero ahora elegían presidente.

Sobre el final, Larrañaga le acercó una bandera de Uruguay a Lacalle y juntos terminaron saludando a la gente, sosteniendo una punta cada uno.