La trama corrupta del fútbol africano pone a la FIFA contra la pared

Mientras la FIFA y su presidente, Gianni Infantino, se vanagloriaban recientemente durante su último Congreso de haber limpiado el buen nombre de la institución helvética desde que asumiera el mandato en 2016 y de reiterar el firme compromiso que tienen para sacar cuantas manzanas podridas haya en el cesto del fútbol mundial, Ahmad Ahmad, presidente de la Confederación Africana (CAF) y uno de esos personajes siniestros que aún existen en el llamado deporte rey, preparaba junto a su núcleo duro del Comité Ejecutivo su candidatura a la reelección del cargo que ostenta desde 2017.

Actualizado: 31 de octubre de 2020 —  Por: Redacción 180

La trama corrupta del fútbol africano pone a la FIFA contra la pared

(FABRICE COFFRINI / AFP)

El dirigente malgache, que actualmente se encuentra aislado en El Cairo tras dar positivo por Covid 19, oficializó el pasado miércoles lo que ya era un secreto a voces en los mentideros de lfútbol africano a pesar de la interminable lista de denuncias e investigaciones por supuestos delitos de corrupción que acumula en los casi cuatro años que lleva al frente de la confederación con mayor número de afiliados del planeta. No en vano, 46 de los 54 presidentes de las federaciones miembros de la CAF le mostraron hace una semana su apoyo incondicional a través de una carta en la que le pedían que se presentara a un segundo mandato en las elecciones que tendrán lugar el 12 de marzo del año que viene en Rabat (Marruecos). Algo ciertamente coherente a tenor de la subvención personal de 20.000 dólares anuales que ingresan directamente en sus cuentas bancarias personales desde que Ahmad lleva las riendas del órgano rector del fútbol africano. 
Al actual vicepresidente de la FIFA y miembro de su Consejo ejecutivo, que derrocó al camerunés Issa Hayatou tras 29 años gobernando el fútbol de Africa, no parece preocuparle mucho que la FIFA no lo haya absuelto todavía de los cargos que se le imputan, uno de los cuales, su participación en la compra de material deportivo a una diminuta empresa francesa, Tactical Steel, tras romper sin previo aviso y de manera unilateral el contrato que le unía con la firma deportiva Puma, le llevó a pisar los calabozos de una comisaría parisina el pasado año, mientras asistía en la capital francesa al Congreso anual de la FIFA. Allí, agentes de la Oficina Central de La Lucha contra la Corrupción y Delitos Financieros y Fiscales (OCLCIFF) le interrogaron durante horas para tratar de desentrañar la ‘extraña’ naturaleza de una colaboración por la que la citada empresa gala se embolsó 4,4 millones de dólares sin mediar contratos de por medio y a través de tres empresas diferentes, una de ella radicada en los Emiratos Árabes Unidos. 
     
Entre tanto, la Comisión de Ética de la FIFA, responsable de investigar las posibles vulneraciones del código de conducta por parte del ex presidente de la Federación de Madagascar, no se ha pronunciado hasta la fecha respecto a las numerosas denuncias por corrupción y malversación de fondos presentadas contra Ahmad y sus hombres de confianza, respaldadas por numerosos documentos. La propia FIFA tampoco ha querido desvelar hasta hoy los resultados de la misión encomendada a su secretaria general, la senegalesa Fatma Samoura, de supervisar durante seis meses (entre agosto de 2019 y enero de 2020) las cuentas del fútbol africano y que la CAF se negó a extender, contrariamente al deseo de Zurich, luego de que la empresa británica PricewaterhouseCoopers (PwC) elaborara una auditoría independiente, a petición de la mano derecha de Infantino, y que resultó ser demoledora para los intereses de Ahmad y su ‘familia’, como acostumbra llamar a sus acólitos.
La filtración del citado informe evidenció muy claramente que la CAF es una institución carente de un sistema administrativo y financiero como tal, y que además adolece de las mínimas normas de transparencia e integridad requeridos para un organismo de su magnitud. PwC también detectó una enorme cantidad de infracciones financieras y administrativas, así como el gasto sin justificar adecuadamente de millones de dólares, sobre todo los referentes a ‘pagos en metálico’. 
  
FIFA tampoco ha dado a conocer los resultados de sus investigaciones sobre las denuncias por abuso de poder interpuestas el pasado año contra Ahmad por el ex secretario general de la CAF, Amr Fahmy, y su ex director financiero, Mohamed El Sherei.
Ambos altos cargos fueron despedidos a los pocos días de conocerse que se habían puesto en contacto con la Comisión de Ética en Zurich para hacer constar una serie de violaciones financieras y de comportamiento por parte del presidente de CAF. Entre las más graves, acosar sexualmente a cuatro empleadas de su organización, cobrar por partida triple las dietas del Mundial de Rusia (una de la FIFA y las otras dos de la CAF) o no reembolsar los 100.000 dólares que sacó de una de las cuentas de la Confederación Africana para realizar un viaje personal de peregrinación a la Meca con 18 personas, entre amigos y algunos miembros de su Comité Ejecutivo. 
Solamente una sentencia firme por parte de la Comisión de Ética de la FIFA de que Ahmad Ahmad ha violado varios códigos de conducta, como apuntan todos los indicios, le impedirían presentarse a un segundo mandato de su confederación.  

David Ruiz, especial para 180.