Sin embargo, apareció en escena el director nacional de Deportes, Fernando Cáceres, y dejó claro que el Ministerio piensa en una decisión menos drástica ateniéndose a cambios internacionales en la legislación sobre dopaje. “Lo principal es reinsertarlo y salvaguardar al deportista”, dijo a 180. Manifestó que la experiencia es que “si sacás de la actividad al deportista, reforzás los niveles de reincidencia. En cambio, si el deportista tiene la posibilidad de volver, fortalecés las condiciones para la reinserción”.
Este elemental y obvio razonamiento de Cáceres es avalado por un congreso sobre dopaje en el deporte que se realizó en Madrid en noviembre de 2008. Allí se sancionó una normativa que flexibiliza las penas para las “drogas sociales” y obliga a castigar más duramente a los deportistas que utilicen drogas que mejoran el rendimiento. Sin embargo, no todos están de acuerdo con la visión de Cáceres. Varios médicos y dirigentes consultados por 180 pretenden que las sanciones para aquellos que consuman “drogas sociales” sean las más duras y no ven con buenos ojos lo que plantea el director de Deportes. .
De acuerdo al Comité Olímpico Internacional (COI), doping es “la administración o uso por parte de un atleta de cualquier sustancia ajena al organismo o cualquier sustancia fisiológica tomada en cantidad anormal o por una vía anormal con la sola intención de aumentar en un modo artificial y deshonesto su performance en la competición”.
Resulta obvio que nadie consume marihuana para mejorar su rendimiento deportivo. Con apenas una pizca de sentido común se concluye que ningún deportista dice “me voy a fumar un porro para andar bien esta noche”. Aún así, hay quienes afirman que fumar marihuana genera una ventaja porque quien lo hace no sufre el estrés pre competencia. Con ese criterio tomarse un Perifar Flex, un té de tilo, un Plidex o un Gloriax también debería estar penado. Ni qué hablar de un Lexotan.
Además, en un país en el que está liberado el consumo de marihuana suena todavía más ridículo que alguien piense en suspender de por vida a una persona a la que se le detectaron restos de esa sustancia en su orina.
En el fútbol argentino se dejó de sancionar a los jugadores que dan positivo por “droga social” en 2008 y los casos de doping siguen siendo los mismos que antes de que se aplicara la medida. Nadie se aprovechó de la marihuana para romperla un domingo porque sencillamente, la sustancia en nada mejora el rendimiento.
El COI incluyó en 1989 a los derivados del cannabis en la lista de sustancias consideradas dopaje. Diez años después se formó la World Anti-Doping Agency's (WADA), con el fin de armonizar sustancias prohibidas y sanciones en todos los deportes y a nivel mundial. Se creó luego de un Tour de France escandaloso en el que se echó a un equipo entero y un médico fue detenido por utilizar la droga EPO para mejorar el rendimiento de los ciclistas. Desde ese entonces es la WADA la que cada año actualiza la lista de sustancias prohibidas y recomienda las sanciones.
En la página del COI se asegura que los programas de antidopaje procuran conservar lo que es intrínsecamente valioso sobre el deporte. “Este valor intrínseco a menudo es mencionado ‘el espíritu de deporte’. Esto es la celebración del espíritu humano, el cuerpo y la mente, y es caracterizado por los valores siguientes: juego limpio, ética, honestidad, respeto por las leyes y las reglas y solidaridad”, dice el Comité Olímpico.
De nada de esto se acuerdan el COI ni la FIFA a la hora de hablar de esos valores fuera de su programa antidopaje. Basta leer libros como “Los señores de los anillos” de Andrew Jennings, “Los nuevos señores de los anillos” del mismo autor, “El arreglo” de Decian Hill o “Cómo se robaron la copa” de David Yallop, para darse cuenta de la forma de actuar de las dos grandes multinacionales. A la hora de recibir coimas, prebendas, de dar votos o de hacer zafar a los peces gordos, no hay juego limpio, ética, honestidad ni respeto por las leyes y las reglas que valga. Un caso más del doble discurso que abunda en el deporte.
Además, ¿cuál es la solidaridad con quienes tienen una adicción si ante dos equivocaciones se los deja sin su sustento laboral? No solo se les impide hacer lo que más les gusta sino que además se los aísla y se los marca como enfermos. ¿O no es una marca que aparezca en el diario de mayor circulación nacional la foto de Diego Vera y delante, de su cara, en letras blancas y mayúsculas la palabra COCAINA? Como dice Darwin ¿no será mucho?
Un doble discurso que se evidencia todavía más en dirigentes y periodistas que rechazan tajantemente la marihuana pero hacen gala de sus noches con exceso de alcohol y tabaco. Estas dos sustancias no se consideran drogas ni están prohibidas. Se puede fumar o beber sin restricciones y un jugador puede entrar a la cancha completamente borracho, que no será suspendido. Dirigentes y periodistas que dan clases de moral y marcan normas de conducta pero basta sacudirlos un poquito apenas para encontrar pasados oscuros. Muy oscuros. Basta seguirles la carrera y cada opinión para preguntarse si no serán ellos los que consumen sustancias.
Leer algunos comentarios publicados en este portal sobre la situación de Barrera genera escozor. Alguno dice que la sanción está bien porque se empieza por un porro y se termina en la pasta base y otro que los deportistas deben dar el ejemplo. La primera afirmación no da ni para comentarla. La segunda también es una equivocación. Un deportista no tiene por qué ser ejemplo de nada. ¿Por qué tendría que serlo? Tiger Woods quiso vender la imagen de persona ejemplar y ya se sabe cómo terminó la historia. Salvo en el caso del golfista, que generó esa fachada, no es culpa de ellos que los tomen como ejemplo. Es responsabilidad de aquellos que lo hacen.
El deportista es un ser humano y como tal está expuesto a las tentaciones, adicciones y equivocaciones de cualquier mortal. En una sociedad en la que no hay cadena perpetua, condenar para siempre a una persona a no poder practicar más un deporte de manera oficial por fumar marihuana es una locura. Lo que se debe penar fuertemente son los que se drogan para sacar una ventaja deportiva. A los otros déjenlos tranquilos.
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