Golaza, de 19 años, pasó a Lazio desde el Maccabi Haifa. El jugador israelí fue criticado por los medios de su país y hasta por su padre. Todos coincidieron en que su traspaso fue para evitar cumplir con los tres años de servicio militar obligatorio. El fichaje por un equipo cuya parcialidad se identifica mayoritariamente con el fascismo, generó aún más polémica según informa La Nación.
"Estoy muy enojado con él", afirmó el padre de Golasa que agregó que su hijo “se comportó de modo deshonesto y por eso estoy furioso con él". “Lo suyo fue algo sucio que hirió a un club que hizo mucho por él", sentenció.
Todavía no hay indicios de cómo lo recibirá una parcialidad que celebró pletórica cuando Paolo Di Canio festejó con el brazo derecho en alto un gol en el derby ante Roma y cuyo sector más radical, conocidos como los Irriducibili -Irreductibles-, tienen vínculos con grupos de la extrema derecha italiana. "Saludé con el brazo en alto porque es un saludo de camarada a camaradas”, explicó Di Canio quien tiene tatuada la palabra Dux.
El otro refuerzo de Lazio en el mercado de invierno, es el alemán Hitzlsperger, ferviente opositor y activista contra la extrema derecha. La Nación traduce una nota del diario alemán Bild, el de mayor tirada en ese país, donde se pregunta si “¿jugar en Lazio no representa para usted una crisis de conciencia?". En el mismo informe reprodujeron conceptos vertidos por el propio futbolista cuando afirmó "no debemos dar espacios a los fascistas".
"Tenía claro que el club está vinculado a este tema, pero viajaré a Roma sin prejuicios y seguiré comprometido en mi lucha contra el extremismo de derecha y contra la discriminación de las minorías. No voy a decir más nada", respondió por su parte Hitzlsperger.
Golaza y Hitzlsperger llegan a un club en el que aún se alza un obelisco con el nombre del dictador italiano Benito Mussolini y sus hinchas consideran que festejos como el de Di Canio son "viriles" y "honorables". Los antecedentes de cómo trata la hinchada de Lazio a los jugadores que caen mal no son demasiado alentadores. La Nación recuerda cuando el surinamés Aaron Winter, negro y judío, debió soportar banderas como "Auschwitz es nuestra patria y el horno nuestro hogar", que eran moneda corriente cuando jugaba en la década del 90.
Lazio no es el único equipo que vive situaciones del estilo en Italia. Durante un partido de la Copa, el público del Verona dedicó insultos racistas al atacante negro del Inter Mario Balotelli y la hinchada interista hizo lo mismo con el futbolista negro del Chievo Luciano. Además, la residencia del presidente del Inter, Massimo Moratti, apareció pintada con la inscripción “basta de negros", como reacción al reciente fichaje del keniata MacDonald Mariga.